Primark es sinónimo de barato. O asequible, que suena mejor. La marca de origen irlandés es una de las favoritas del gran público por tener un porfolio de productos absolutamente amplio (desde ropa a decoración para el hogar, papelería, maquillaje...) a precios muy bajos.
Pero, ¿qué pasa? Que estamos en una crisis inflacionista que ha disparado los costes de todo, y eso se traduce en que el modelo de este gigante del retail corre peligro en estos momentos.
Porque a pesar de que los resultados que publicó en primavera fueron muy buenos (ganó un 80% más que en el tercer trimestre del año pasado), ahora ha tenido que lanzar un profit warning (en la jerga financiera, un aviso a inversores malo de sus beneficios) para las cuentas anuales que va a presentar en noviembre.
Es decir, que va a ganar menos de lo que esperaba en un primer momento debido a "una volatilidad significativa del mercado que afecta los costes, por el fortalecimiento del dólar estadounidense al final de este trimestre, y a costes de energía mucho más altos". Vaya, que la inflación se está comiendo sus márgenes.
Y eso que Primark ha reconocido que también ha tenido que subir precios, una noticia que no gustará mucho a sus clientes y que puede alejar a muchos de sus tiendas. O hacer que compren menos.
Pero es que tiene otro hándicap más: Primark no vende online. Es la única marca fast fashion que se resiste a ello. Y eso ya le ha traído consecuencias y, a la larga, le traerá más.
Lo que no ha aprendido de la pandemia
Resulta curioso que la cadena irlandesa no haya sido capaz de aprender de su experiencia durante la pandemia. Porque cuando todo tuvo que cerrar para confinarnos en casa, Primark no tuvo ni la vía de escape del online para intentar mitigar el golpe.
Mientras que sus competidoras (principalmente Inditex) salvaban un poco la temporada con la venta por Internet, Primark veía como sus tiendas eran prácticamente cero debido a esta política negacionista con el segmento online.
Y si en un momento dado parece que se planteó abrir sus ventas digitales, ahora con la recuperación del comercio, lo ha vuelto a dejar atrás. No tiene intención de vender online, y amigos, a día de hoy casi nadie puede permitirse no vender online (a no ser que seas una firma de lujo como Chanel).
Por ello, y en un panorama de crisis de precios, Primark lo tiene muy complicado para que su modelo siga triunfando. Es verdad que la gente ahora tiende a lo más barato y Primark sigue siendo más barato que Zara y compañía, pero ya no es tan tan barato como antaño, y encima tiene más costes porque la energía que consumen sus mega tiendas es impresionante. Si ese mayor gasto no lo repercute en precios, los márgenes se achican.
Y si no tienes una vía de escape como es el online, que encima te permite abaratar costes, tu modelo corre serio peligro. Porque las nuevas generaciones son eminentemente digitales, y si no se acercan a ellas por esa vía, se van a perder parte del pastel. No a todo el mundo le gusta pasarse la tarde agobiado por los pasillos de Primark.