Ya son varios los posts que hemos dedicado en El Blog Salmon a la crisis en el sector de los medios de comunicación, y por concretar, en la llamada prensa tradicional. Los magnates, los tycoons del antaño intimidador cuarto poder parecen desorientados. El mundo ha cambiado y a ellos les cuesta hacerlo. Les duele la perdida de influencia, de poder, ante la irrupción de nuevos medios que escapan a su lógica empresarial, y reclaman su derecho de pernada, de la mano de sus relaciones políticas: ellos son más altos, más guapos, y por supuesto se merecen más dinero. Nuestro dinero.
El caso es que este tipo de pataleta empresarial suele hacer que se pierda la compostura, llegando a la incoherencia.Veamos a continuación tres ejemplos, y nos detendremos especialmente en el último que es de hace dos días.
- Se llegan a quejar de Google News, cuando es una fuente de tráfico brutal, y no un mero agregador de contenidos íntegros que no reconoce la autoría. No tengo muy claro que pupa les hace, pero si yo fuese Google desindexaba a los medios quejicas, que ya volverían arrastrándose. De hecho, intuyo que Google, con la apertura de este servicio a la información proveniente de blogs, y no tan solo a los medios tradicionales, es posible que acabe haciendo lo que indico. seguramente entonces oiríamos las quejas de estos defensores de la libertad de expresión, del derecho a la información, que pretenden cargarse el derecho de cita, por poner un ejemplo.
- Y es que llegan a cosas tan absurdas como estar en contra de ser citados, de ser linkados en la web, aplicando una lógica del Pleistoceno superior, una suerte de gollum-patia que yo me haría mirar. En una suerte de involución autista, no solo hacen eso, si no que reparten consignas entre sus plantillas para evitar citar, oh pecado,a un blog como fuente de una noticia, de una opinión. ¿No querrán que sus lectores comparen si son tan buenos como dicen? Creo que todo se traduce en una sola palabra: miedo.
- Evidentemente, las contradicciones de los medios en pleno siglo XXI se agudizan, se recrudecen cuando una competencia que no esperaban arrecia al tiempo que su credibilidad y sus recursos disminuyen. Hace dos días, vi por primera vez el programa de Risto Mejide, G-20 (no viene a cuento, pero no me gusto). lo cierto es que arrancaba el espacio con la velada acusación que hacía a Michal Moore el diario El País por cobrar a los medios por las entrevistas mientra promocionaba su última película, una visión crítica del capitalismo (tampoco viene a cuento, pero me da que se repite sin gusto). Digamos que El País dejaba caer su falta de coherencia. Y entonces, el amigo Risto decía que era curioso que ese mismo medio era el que había lanzado una campaña contra la prostitución callejera, a plena luz del día, en El Raval, mientras facturaba una pasta por anuncios de venta de servicios sexuales en sus medios. La coherencia no se predica, se practica, decía el telepredicador. Amén.
Pues bien, creo que tiene razón, que hay que practicar la coherencia. Veamos si Tele5 se lo permite, ya que para ser coherente creo que debería hacer una mención equivalente con respecto a uno de sus principales accionistas, el grupo Vocento. Dicho grupo integra medios como ABC y otro gran número de periódicos regionales que compiten publicitariamente por la misma tarta (la de la prostitución) que El País. Y todo ello siendo un grupo de orientación conservadora, y que se preocupa por lo poco edificante de la comunión de ese virginal niño. No entiendo como no les preocupa que ese niño pueda leer esos anuncios.
Compañero Risto, a poner de chupa de dominé, y con nombre y apellidos, a los accionistas de tu cadena.
En El Blog Salmón | La economía de la prensa escrita: ¿un ataque es la mejor defensa?, El carnet de bloggero
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