El panorama bancario español se encuentra en plena convulsión, no solo por la fuerte crisis que está experimentando la economía española, sino porque al impulsar la fusión de Caixabank y Bankia, les permitirá arrebatar el liderazgo del Banco Santander que ha ostentado durante largos años.
A pesar de que son dos grandes bancos españoles, sus respectivos esquemas de negocio muestran elevadas disparidades que marcan la diferencia en un shock externo en forma de la grave crisis económica que estamos viviendo fruto de la pandemia del Covid-19.
La futura Caixabank, un banco español cercano, quizá demasiado
El Santander, aunque cuenta con una amplia red de oficinas, nunca se ha caracterizado por liderar la presencia de oficinas en el territorio español. De hecho, solo en una provincia es la entidad con más oficinas: Cantabria. Otras entidades como Caixabank, Ibercaja, Bankia o Unicaja sí han apostado por ese liderazgo territorial.
El Santander ha estado haciendo notorios esfuerzos para recortar su red de oficinas. Al finalizar el primer semestre de este año asumía 3.222 oficinas, una reducción del 24% frente al mismo periodo del año anterior, una apuesta clara por la digitalización del banco que ha diseñado en los últimos años.
Por su parte, Caixabank ya era líder en red de oficinas antes de la fusión y, en el primer semestre del año llegó a 4.460 oficinas, con tan solo una reducción del 3% frente al primer semestre de 2019. Sumando a Bankia llegarían a 6.700 oficinas que le llevarán a unos números envidiables de presencia, pero que inevitablemente deberá reestructurar para optimizar las sinergias.
Esos números llevan a que la futura Caixabank ostentará el 28% del mercado hipotecario y el 24% del crédito a empresas, un síntoma de fuerza pero que, a su vez, puede considerarse un riesgo por la actual coyuntura de la economía española.
Caixabank y Santander, dos actores sistémicos en la banca española con una morosidad que habrá que vigilar
Hoy en día los bancos no lo tienen especialmente fácil. Tipos de interés al 0%, altos costes regulatorios y la aparición de empresas Fintch que atacan a cada uno de los segmentos tradionales del negocio bancario. Como resultado de esta realidad, vemos unos margenes de intereses verdaderamente estrechos y cotizaciones bancarias hundidas que encuentran sus referentes en el pasado siglo.
En este contexto, la futura Caixabank y el Santander son actores sistémicos para la economía española. La entidad resultante de la fusión de Caixabank y Bankia tendrá activos por valor de 664.000 millones de euros, lo que refuerza la posición de CaixaBank como el mayor actor con presencia nacional, que supone el 25% del total de activos del sistema. Por el contrario, el Santander España, el líder desbancado, ostenta activos de 355.800 millones de euros, el 13,5% del total del sistema español.
Uno de los problemas de la concentración bancaria vivida en los últimos años que se une a la elevada bancarización de la economía española (los activos bancarios suponen el 219% del PIB), es que de incrementarse los problemas bancarios en el futuro en ambas entidades o en el conjunto del sistema bancario, a través de un sistema de correa de transmisión, quedaría agravada la eventual crisis y el potencial de la recuperación por la restricción del crédito.
El riesgo entra en juego en una crisis histórica. Si analizamos la morosidad de los grupos, el Santander es claramente la entidad más diversificada con presencia en el Reino Unido, Portugal, Polonia, Estados Unidos, México, Brasil, Chile y Argentina. Esto le permite mitigar la ratio de morosidad (créditos dudosos/ créditos totales) que, si bien en España es de 6,55%, el total del grupo se reduce hasta el 3,26%, con una cobertura del 72%.
De acuerdo a los últimos resultados de Caixabank y Bankia, la entidad combinada tendría el ratio de morosidad más bajo del sector español, situándose en el 4,1% (la actual Caixabank tiene una morosidad del 3,5%). Pero el problema es que el grupo tendrá una amplia exposición a la economía española y un posicionamiento limitado a Portugal a través de la entidad BPI, por lo que la diversificación internacional brilla por su ausencia.
A partir de aquí empiezan los problemas... En los próximos meses veremos un deterioro en la calidad del crédito en los balances de las entidades financieras, como consecuencia de la fuerte contracción de los ingresos tanto empresariales como de los hogares españoles en los últimos meses. Se puede esperar que estos deterioros se concentren el momento que finalicen las moratorias o cuando venzan las carencias de los préstamos avalados.
La morosidad bancaria española ya se está elevando, en el mes de agosto ya estaba en el 4,75%, y debido a que la economía española será la que experimente una mayor contratación en los países de la OCDE, aquellos bancos que en su riesgo país ponderen altamente a España, como es el caso de la resultante CaixaBank, es lógico que experimenten más dificultades en sus cuentas y, por lo tanto, que se implementen más provisiones que vayan contra la Cuenta de Resultados.