El sector automovilístico no está pasando por su mejor época y así lo muestran sus resultados de las diferentes marcas que están comercializando sus productos.
El sector estaba pasando por momentos difíciles y de incertidumbre, y el coronavirus ha sido un duro golpe, como a muchos otros sectores en España, provocando una mayor crisis.
Europa impone un cambio de negocio al sector automovilístico
La nueva normativa de emisiones en Europa para el sector automovilístico obliga a las empresas del sector que los vehículos fabricados cumplieran con cierta cantidad de gramos de CO2 por kilómetro recorrido.
De esta manera, los fabricantes del sector se han visto obligados a impulsar las ventas de vehículos eléctricos o con motores híbridos, que aún no están muy presentes en la mente de los consumidores por su alto precio.
El mercado de los coches eléctricos evidenció un crecimiento récord en toda Europa durante los primeros meses de este año. El mercado de vehículos eléctricos está impulsado por los automóviles corporativos y los mercados de flotas y que, a su vez, ese mercado está promovido por el coste total de propiedad y las normas fiscales.
Estos nuevos vehículos eléctricos tienen las desventajas que todavía no disponen de demasiada autonomía y les falta sitios para recargar, tanto en las ciudades como en circulación por las carreteras.
Pero si el sector automovilístico no hace caso la Comisión Europea ya ha preparado una batería de multas millonarias para aplicarlas a aquellas marcas que no realicen el cambio establecido en la nueva normativa.
El sector automovilístico sufre una gran baja de ventas
El sector automovilístico está en proceso de cambio y para eso necesitan una transformación en la conectividad, autonomía, servicios de movilidad y electrificación de los productos que sacan al mercado.
En este escenario, el coronavirus ha supuesto una paralización de los planes del sector, con el cierre de gran parte de las fabricas y concesionarios de coches por las medidas impuestas por la alarma sanitaria.
La gran duda que surge en el sector es que va a pasar después que pase el coronavirus. El principal parámetro que sirve para medir los efectos de la crisis en este sector es la demanda de vehículos. Con seguridad, el cierre de las fábricas acelerará la recesión que ya se evidenciaba a principios de este año.
Las primeras estimaciones realizadas contemplan diferentes escenarios que van desde una disminución de la ventas a nivel mundial entre el 3 y el 5 por ciento, en el mejor de los casos, hasta una disminución de las ventas del 20 al 25 por ciento.
El sector automovilístico hasta este momento ha registrado un descenso de facturación de miles de millones durante los primeros meses del año, lo que ha supuesto un descenso de ventas del 12 por ciento en comparación con el año pasado.
Para el sector automovilístico la recuperación rápida es una prioridad
Pero no todas las marcas de coches han sufrido el duro impacto del coronavirus, ya que BMW y Tesla han conseguido contener los efectos negativos causados por esta pandemia.
La gran parte de las plantas de fabricación de coches en Europa ha cerrado durante 1 mes de medía, en los que se han dejado de fabricar 2,3 millones de vehículos, pero actualmente la gran parte ha retomado su actividad, aunque sea por debajo de su capacidad de producción.
Esta decisión fue tomada para garantizar la salud, la protección y la seguridad laboral de aproximadamente 2,6 millones de trabajadores del sector, que fueron llevados a un ERTE.
Para el sector automovilístico, una recuperación económica rápida es una prioridad absoluta. Sin embargo, algunas marcas no pueden resistir la tentación de usar la crisis del coronavirus para lanzar ataques contra las regulaciones para controlar las emisiones de CO2 de los automóviles en la Unión Europea.
Las ayudas públicas del sector deben asegurar la transformación
Si bien la recesión es una mala noticia para el sector automovilístico, en cuanto a resultados y empleo, en realidad no se traducirá en mayores emisiones de CO2 de los vehículos.
En 2009, en medio de la crisis financiera, estas emisiones de los nuevos automóviles tuvieron una reducción del 5,1 por ciento. Esto fue así gracias a un cambio hacia los vehículos más pequeños y menos potentes, así como a los planes de renovación de automóviles.
El aumento de las ventas de coches pequeños podría también ser de ayuda en estos momentos. En comparación con 2009, los modelos eléctricos pequeños tienen disponibilidad y son asequibles cuando se unen a las ayudas estatales.
El sector automovilístico debe aprender de los errores cometidos en el pasado y no volver al Plan Europeo de Recuperación Económica de Barroso que inyectó préstamos en efectivo a la industria europea.
Tampoco se debe pedir a los contribuyentes que paguen las consecuencias de la caída temporal de los ingresos de un sector automovilístico que, hasta hace poco, estaba obteniendo grandes beneficios.
En este sentido, las medidas de apoyo al sector deben tener ciertas condiciones. Primero, debe ser prioritaria la seguridad laboral de los trabajadores, en lugar de los beneficios de los accionistas. Segundo, los programas de sustitución de vehículos y otras medidas de apoyo deberían enfocarse en coches eléctricos.
Tercero, éstas medidas no deberían ser promesas vacías y se deben definir claramente las condiciones, cuantificar los objetivos y hacer seguimiento. La inyección de dinero público para el sector automovilístico debe tener el compromiso de impulsar mejoras en los estándares de emisiones de CO2.
El coronavirus ha dado inicio a un periodo de incertidumbre en el sector automovilístico, pero se necesita aprender de los errores cometidos y garantizar que las ayudas se utilicen de forma correcta, porque la crisis no durará eternamente, se debe asegurar que el sector sea más competitivo e innovador, con coches con cero emisiones.
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