En un movimiento que puede tener un impacto importante en las relaciones comerciales de China con el resto del mundo, las autoridades de aquel país han decidido dar el paso (largamente solicitado por otros países) de eliminar el tipo de cambio fijo con el dólar.
Durante más de diez años, el tipo de cambio fijado era de 8,277 yuanes por dolar. Con este tipo de cambio, las exportaciones chinas tenían una ventaja añadida a sus bajos costes de producción, lo cual ha generado una enorme tensión en los mercados una vez que China se ha incorporado a la OMC y ha empezado a inundar otros países con sus exportaciones.
Ahora, la moneda no se ha revaluado en un 2%, sino que se ha establecido un sistema de fluctuación que, si bien se ha limitado a un 0,3% diario, puede permitir un ajuste a lo largo del tiempo.
¿Efectos? Por un lado, las exportaciones chinas se encarecerán, para regocijo (relativo: se considera que la devaluación real del yuan está entorno al 40%, por lo que este mínimo 2% está muy lejos de satisfacer a todos) del resto de países que verán defendidos, aun de forma parcial, sus mercados interiores. Pero por otro, los chinos tendrán un acceso a productos más baratos (petroleo, sin ir más lejos) lo cual puede redundar en un abaratamiento de su proceso productivo. ¿Lo comido por lo servido? Posiblemente. Pero no deja de ser un paso positivo de cara a la integración de China, posiblemente el gran competidor del futuro, en el gran mercado liberalizado.
Vía | CNN El Blog Salmón | China, contra el mundo (o al revés)