La población inmigrante en España no deja de crecer. En su inmensa mayoría se trata de personas que vienen a hacer fortuna a nuestro país, a intentar ganar un dinero que sirve no sólo para su propia subsistencia sino para la de sus familias en sus países de origen en los que, en algunos casos, las remesas de divisas suponen la principal fuente de riqueza. Al calor de esta necesidad, el sector de empresas dedicadas a facilitar las transferencias de dinero internacionales no ha dejado de crecer.
Así, de las 6.754 sucursales de "remesadoras" en España en 2003 se pasó a casi 19.000 en 2005. A esto hay que unir el creciente interés por las entidades financieras más tradicionales por acercarse a este sector de la población con intención de captar gran parte de ese negocio. En total, se transfirieron fuera de nuestras fronteras 4.277 millones de euros. Ecuador, Colombia, Rumanía, Marruecos o Bolivia son los principales destinatarios de estos fondos.
Vía | Cinco Días