Ericsson, la multinacional sueca de telecomunicaciones, ha logrado que un millar de empleados acepten su plan de despidos incentivados para mayores de 35 años que propuso hace unos meses. Todo ello dentro de un plan de reducción de costes que ha logrado sacar a la empresa en unos pocos años de una situación cercana a la quiebra.
Las indemizaciones estarán comprendidas entre 12 y 18 meses de sus sueldos normales, La oferta, dicen los expertos, no es especialmente generosa, pero dada la temprana edad de los afectados es interesante, pues no deberían tener muchos problemas para encontrar un nuevo trabajo. Del millar de los empleados que se han acogido a la oferta, unos 600 tienen entre 35 y 50 años, mientras que algo más de 300 tienen más de 50 años. Estoy seguro que desde el punto de vista empresarial la estrategia tiene motivaciones muy bien razonadas: la gente despedida genera unos costes laborales altos, ya que son empleados que llevan al menos 6 años en la empresa; se podrán contratar ahora gente recién licenciada, que cobrarán menos y darán un visión "fresca" a las tareas de la empresa; etc. Pero no deja de horrorizarme que una empresa considere a la gente mayor de 35 años como "vieja"..
Por un lado el envejecimiento de la población hace que los Estados se planteen aumentar la edad de jubilación de las personas para que no se colapse el sistema de pensiones. Por otro las empresas cada vez quieren tener en sus plantillas gente más joven. Y mientras, los trabajadores situados entre dos fuegos.