Hablamos en otro post sobre la inversión ética que tiene criterios muy diferentes. Uno de los más utilizados son los religiosos que fueron los que ocasionaron el nacimiento de este tipo de vehículo de inversión.
Aunque se suele fechar a 1920 como el nacimiento de la inversión responsable por parte de la Iglesia Metodista que puso como condición que su dinero no fuera a para a la industria del licor ni a la de las apuestas. Pero deberíamos remontarnos a los tiempos de Mahoma. Muchos fragmentos del Corán se refieren a la organización de la economía para los creyentes.
Existe un desarrollo cada día mayor de la denominada economía islámica que trata de enlazar entre la teoría económica y las enseñanzas religiosas. Uno de los aspectos más conocidos es la prohibición del cobro de intereses y la financiación de proyectos relacionados con el juego, armas de fuego, pornografía o alcohol.
Esto ha obligado a la industria financiera a hacer importantes adaptaciones de sus productos para hacerlos atractivos al público musulmán. Así se han creado bancos islámicos, bonos islámicos, tarjetas de crédito islámicas e incluso derivados islámicos.
Que se prohíba el interés con el afán de evitar la usura no significa que las finanzas islámicas no sean rentables. Lo que ocurre es que se sustituye los convencionales préstamos y créditos por otros instrumentos:
- la iyara,el alquiler de un bien inmueble o mueble con opción de compra en el plazo acordado
- la mucharaka,un contrato para que una entidad de crédito participe en una sociedad de capitales, compartiendo beneficios y gastos
- la murabaha,el cliente pide al establecimiento de crédito que adquiera un bien inmueble o mueble para que se lo revenda al precio de compra más un beneficio pactado previamente
En la actualidad existen bancos islámicos en Malasia e Indonesia y en naciones árabes del golfo Pérsico como Bahrein, Dubai y Arabia Saudí. Productos financieros islámicos son ofertados por entidades de todo el mundo incluyendo países occidentales como Estados Unidos y Reino Unido.