Todos sabemos que a los políticos les gusta ser populares y por eso les encanta anunciar gastos, ya que los que se benefician de estos gastos gritan su aprobación. Por la misma razón, no les gusta anunciar medidas que van a doler al electorado.
Reducir impuestos sería una medida popular pero causaría algo que los políticos temen aún más, les dejaría con menos para gastar, y les encanta gastar.
Por eso la ventaja para los políticos de dejar el sistema fiscal como está que tiene el efecto de aumentar la recaudación de forma automática de los que reciben subidas de sueldos para compensar la inflación.
Como estas subidas en salarios sólo cubren el impacto de la inflación, los que la reciben no se benefician en términos reales. Pero por recibir más en su sueldo, pagan más en impuestos, es decir, en términos reales están peor que antes.
Esta forma de recaudar más impuestos es engañosa y debería haberse eliminado desde el primer momento.
No obtante, hay una ventaja de mantener el sistema como está. La ventaja de mantener el status quo es que, de esta forma, los ciudadanos que tienen que pagar más impuestos aunque su poder adquisitivo real no ha cambiado, se darán cuenta del peligro de la inflación y verán con mejores ojos las medidas necesarias para controlarla.
Esto es importante porque necesitamos más voces en apoyo a la batalla anti-inflacionista, algo que parece que se ha olvidado.
Vía | El País En El Blog Salmón | La inflación en Europa sigue alta y ¿Son los impuestos en España progresivos?