El capitalismo fagocitador

El capitalismo fagocitador
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Bajo mi modesta opinión, capitalismo y liberalismo no son términos intercambiables a pelo. Dificil de entender al uno sin el otro, pero posible. Si apuro, diría que no puedo entender que haya unas mínimas dosis de liberalismo si obstaculizamos el capitalismo, la organización empresarial entorno al capital. Por tanto, y a pesar de que existen formulas viciadas del mismo y muy poco liberales, debo alegrarme de su supervivencia.

El capitalismo, y la ideología que lo impulso y dio forma, el liberalismo, han sido amenazadas constantemente. Ha habido momentos en que parecía estar acorralado y ha resurgido con una fuerza inusitada. Tiene una capacidad regenerativa tremenda, y se ha mostrado muy capaz de deglutir a sus supuestos enterradores, a veces con total crueldad.

Y no me refiero a crueldad física. Estoy hablando de crueldad ideológica. Al menos para algunos, como Paco Barranco:

Pero, lo que a mí me llama la atención de todo esto (de ahí el título de este post) es la enorme capacidad que tiene nuestra sociedad para asimilar, digerir, integrar y explotar (obteniendo beneficios, además) cualquier cosa. Incluso las ideologías y los hombres que tratan de cambiar a esa “nuestra sociedad capitalista”.
Se podrá estar a favor o en contra de esas ideologías y de esos hombres que, nos guste o no, forman parte de la Historia de la Humanidad (yo, por ejemplo, no me he considerado “maoista” nunca), pero creo que se merecen algo más que ser simples artículos de merchandising.

A mi me pasa justo al revés. Al principio me fastidia especialmente esta especie de glorificación, de convertir en ídolos pop a un conjunto de gente de la cual guardo una opinión horrorosa, por sus ideas y especialmente por como las llevaban a cabo. Tengo miedo de que se nos olvide el dolor que causaron. Me asombra que una sociedad tan abierta y tolerante como la nuestra pueda llegar a fomentar que la gente se vea atraída por esas ideologías.

Luego muy doy cuenta de que ese grado de apertura, de libertad, de tolerancia, es lo que nos diferencia de esas utopías del pasado. Nos lo zampamos todo. El mercado no respeta a ningún tipo de supuesto lider, y muta a una velocidad bestial convirtiendo en objeto facturable a los elementos antisistema. Game over. Y es entonces cuando me doy cuenta que lo que más les puede fastidiar a estas prendas y sus seguidores es convertirse en objeto de merchandising. Sera parte de su karma, y así al menos serán de alguna utilidad.

Este pos esta dedicado especialmente a aquellos que una vez más (y van….) sueñan con la muerte del capitalismo.

Vía|AYUDANTE (*) comunicación e imagen
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