Se dice que uno de los puntos más importantes del año económico, desde el punto de vista objetivo, es cuando el máximo mandatario de España el Rey Juan Carlos hace alusiones en su famoso discurso navideño a todo el país de lo bueno o malo que ha sido el año así como a los puntos más débiles o para mejorar. Desde luego éste año no ha sido uno de los mejores desde que la democracia llegó a nuestro país, por lo que ha tenido que pronunciar hasta en 5 ocasiones la palabra que quizá nadie quería oír: “crisis”.
Se podrían hacer muchas apreciaciones y puntualizaciones sobre distintos puntos de su interveción en la parte económica de nuestro país, pero creo que lo mejor es primero repasar las palabras que ha dicho, para así los que no lo hayáis visto podáis leer alguno de sus comentarios al respecto de la situación:
Las numerosas personas que han perdido su empleo (...), sus familiares y tantos jóvenes que no encuentran trabajo son una de las mayores preocupaciones actuales y tareas pendientes
Despleguemos con inteligencia y tesón nuestra bien probada capacidad de superación, tirando del carro en la misma dirección, aportando cada uno su grano de arena para mejorar entre todos ésta situación
Quizá sería una buena medida proponer nuevas reglas internacionales más eficaces para reforzar la estabilidad, supervisión y transparencia del sector financiero en un nuevo entorno globalizado
Para volver a crecer de forma sostenible, necesitamos más eficiencia y competitividad, más innovación tecnológica, y elevar la educación y preparación de nuestros jóvenes
Desde luego en ningún momento ha querido dar una sensación a la población generalista de desesperanza, pero si una gran noción para la misma gente de que las cosas no están bien y de que sólo con mucho esfuerzo y aguante por parte de todos van a salir adelante, y que quizá ésta crisis sea más duradera de lo que parece.
Uno de los puntos en los que yo creo que ha centrado más su discurso y con el que yo me quedo ciertamente “contento” es con la última de las frases y es la idea de una recuperación sostenible, sin grande alardes y sobre todo empezando por uno de los grandes problemas de España en la actualidad: la eficiencia.
Aunque no ha querido entrar mucho en el tema de la educación también en esa última frase así como en otros puntos de su intervención ha dado a entender que la economía del futuro: empresarios, Estado y sobre todo agentes dependen de una gran concienciación social en el estudio y en el esfuerzo personal, algo que también viene marcado por la línea del párrafo anterior.
En resumen ha sido un apartado económico muy sencillo, pero conciso y claro, sin grandes aspavientos pero demostrando que realmente las cosas están mal y que vamos a tener que poner un poco todos de nuestro lado para que esta crisis siga adelante.
Imagen | salamancablog