Para este breve y cálido verano, un post mínimo. O minimalista, si me pongo intelectual.
No me agrada la glorificación de los criminales. No soporto a los que, en serio o en broma, encuentran justificación para el robo, para el crimen. Me toca la moral que haya quien defienda que a determinadas personas, a determinadas empresas, se les pueda asaltar impunemente, llámense Kirchner o El Solitario.
Pero, que caray, este corto de Rodríguez&Amodeo tiene su gracia. Sobre todo al final. Lo del dinero como algo abstracto, y su aproximación a que alguien verdaderamente rico es áquel con crédito ilimitado, gracias a su apariencia de riqueza es una verdad como un templo. Al final, todos son intangibles, ideas.
Disfrutad el corto.