Hace casi un año fue noticia en multitud de medios. Un propietario rifaba su piso en Madrid, vendiendo participaciones de 5 euros, buscando recaudar unos 320.000 euros. La publicidad fue tal que llevó a intervenir a la Agencia Tributaria: la rifa no estaba autorizada por la ONLAE y tampoco se habían pagado los tributos necesarios. El asunto acabó en agua de borrajas.
Hoy el fenómeno parece repetirse. Aparentemente se nos muestra como algo distinto, como una llamada subasta a la baja, u holandesa. Se trata de una subasta inversa, donde se parte de un precio máximo y se trata de buscar un precio inferior. En Ahorro Diario se cita por ejemplo a Tulipp.
Pero creo, al igual que Remo, que esto no es una subasta inversa, holandesa o a la baja, y que está mucho más cerca de un sorteo o rifa. ¿Por qué?
- Para pujar debemos hacerlo entre una cantidad de 1 y 150 euros, incluyendo los céntimos correspondientes. Dicha puja no se devuelve.
- La subasta se adjudicará a la puja más baja, pero que no se repita.
- ¿Cuándo acaba la puja? Cuando se alcanza un objetivo de recaudación (véase en la web el concepto megallaves). Hasta entonces nada de nada. Desconozco las megallaves de partida, pero, por el piso de Leganés que subastan, tienen un objetivo de recaudación pendiente de 324149 euros.
En mi opinión no es una subasta. Interviene claramente el azar, el hecho de que no se repita el precio, y las pujas, más que tales, son el importe del derecho a participar. Por otro lado, en una subasta entiendo que el vendedor no asume un precio cierto. Puede imponer unos mínimos, puede retirarlo, pero no sabe cuanto va a ganar concretamente. En este caso esta claro, el vendedor sabe a ciencia cierta cuanto va a ganar. ¿Subasta? Para Remo no, y para mi tampoco.
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Imagen|Lawrie Cate