Me preocupa el tono que está adquiriendo la formulación de la política económica en nuestro país. Seguramente habréis estado al tanto de la última medida que ha sacado el gobierno como solución a la escalada de los precios del petróleo. Podéis leer todos los detalles en los post publicados por mis compañeros Remo y Lucerito e incluso aportar vuestra opinión en la encuesta de la semana e intervenir en nuestra sección de El Blog Salmón Respuestas.
Después de todo lo escrito sobre el tema yo quería destacar en primer lugar el problema del cinismo del gobierno en cuanto a las consecuencias de las medidas. No me creo que lo que busquen los astutos gobernantes sea una reducción del consumo de combustible por parte de los ciudadanos, como bien analiza Remo.
Lo que se intuye si rascas un poco en todo esto es que al gobierno lo que le preocupa en realidad no es el bolsillo del ciudadano, sino el estado de sus cuentas. Lo único que quiere es recaudar más (la demanda de combustible no va a bajar tanto como apuestan y por tanto la recaudación tampoco) en un intento de mejorar las dilapidadas cuentas públicas (vía aumento de multas) y alcanzar su objetivo de déficit público del 6% para 2011.
Pero lo peor no es eso. El problema de fondo se encuentra en la coacción contra las libertades individuales que supone este tipo de medidas y que podrían servir como precedente para próximas estrategias de nuestros vilipendiados lideres. ¿Hasta qué punto tiene derecho el sector publico de coartar la libertad de consumo de un individuo?
Está claro que la libertad de un individuo termina donde empieza la del otro. Bien está que por seguridad vial se limite la velocidad en las carreteras de nuestro país, ¿pero por ahorro de los ciudadanos? No me parece una buena razón para intervenir.
Lo que debería de hacer el gobierno es ahorrar él mismo y dejar al individuo que asigne sus recursos sin provocarle distorsiones, o no gastar tanto dinero en políticas cortoplacistas que no conducen a nada como lleva haciendo ya mucho tiempo. Todos hemos visto cuales han sido estas medidas populistas que han estado aplicando por motivo de la crisis: los famosos 400 o los cuantiosos cheques bebes que no eran más que una política de café para todos en vez de para quien lo necesite.
Mal vamos si seguimos pensando que el gobierno es quien tiene que sacarnos del atolladero que supone esta crísis, y menos con estas medidas. El ciudadano debe empezar a darse cuenta de que no existen soluciones milagrosas y debería exigir a los gobiernos, tanto territoriales como el central, una mejor gestión de la economía.
Imagen | Federación Socialista Asturiana