Un problema de la economía doméstica, en mi opinión, es que tendemos a acumular demasiadas cosas. Además hablo en primera persona del plural porque yo me incluyo entre las personas que tienden a acumular demasiado. El problema no es tener demasiadas cosas, el problema es más las consecuencias de esas cosas que sobran.
Lo primero es que las cosas que nos sobran suelen haber sido compradas. Eso significa que muchas veces hemos dedicado una buena parte de nuestro precioso tiempo a trabajar para comprar algo que acaba guardado en un armario. Además lenta o rápidamente se va depreciando y va teniendo menos valor. Eso es algo que vuelve más estúpido el proceso de trabajar para comprar cosas que no necesitamos.
Además esas cosas nos acaban costando dinero. Ocupan un espacio que no podemos utilizar para algo más útil o incluso nos pueden acabar obligando a tener una casa más grande de lo que de verdad necesitaríamos normalmente, de hecho cierto coche familiar se vende bajo el slogan de que el verdadero lujo es el espacio. Esas cosas que nos sobran nos han quitado dos lujos, el espacio y el tiempo. Algo, que sinceramente, hasta ahora nunca me ha sobrado.
Existe una foto de Steve Jobs (admirado u odiado, pero es un gran empresario) en su casa de joven, en la que aparece sin prácticamente nada en su casa. Lo curioso es que cuando se hizo esa foto seguramente hubiera podido comprar casi cualquier cosa que hubiera deseado para amueblar una casa de cualquier tamaño que hubiera querido.
Así que creo que tal vez sea momento de ser un poco más minimalistas en nuestra economía doméstica. Tomar menos y mejores decisiones de compra, de modo que ahorremos al no comprar aquello que no necesitamos. Aunque claro, siempre habrá quien opine lo contrario.
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