.
En 1861 cuando Abraham Lincoln tomó posesión de su cargo, los Estados Unidos vivían en una profunda y creciente división. Había dos países: uno rural, agrario, que dependía de los esclavos; y el otro urbano, empujado por los inmigrantes y sus ansias de libertad y emprendimiento. Tal como hace siglo y medio, los Estados Unidos viven una tremenda división social, política y cultural profundizada en herida abierta con 8 años de un gobierno de Bush que, como expresó el economista Jeffrey Sachs “tuvo un infinito desprecio por el mundo”.
Bush dejó a su país aislado económica, política y diplomáticamente. Y es probable que pase a la historia no sólo como el presidente que más le mintió al mundo (las falsas armas de destrucción masiva, los burdos pretextos para invadir a Irak, etc) sino también como el que lo hundió en la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión de los años 30. Pero dejemos eso a los historiadores. Hoy comienza una nueva etapa y como señala El Mundo: Obama cambia el color de la historia, o El País Obama culmina el sueño del cambio
Tal como tras aquella crisis, los países debieron enfrentar las tareas de reparación con la creación del acuerdo de Bretón Woods en julio de 1944, un año antes que terminara la Segunda Guerra Mundial. “Nunca más” fue el objetivo de los negociadores de aquel acuerdo que en medio de la guerra fueron capaces de diseñar un proyecto económico global que, como expresó Paul Krugman en el primer post de su blog en The New York Times, el 18 de septiembre de año pasado, dio gran estabilidad a los Estados Unidos y a todo el planeta, con un importate aumento de la equidad distributiva. Hoy, hay buenas razones para expresar y desear lo mismo.
El comercio, la economía mundial abierta, la cooperación sostenida y la erradicación de los miedos, deben contribuir a este proceso de sanación y recuperación global. Hay mucho trabajo por hacer pues la crisis está en sus ciernes. Pero esta vez, la buena diferencia con aquel julio de 1944, el mundo está fuertemente integrado y cada persona tiene el derecho a sentirse parte y protagonista de la historia. Y si esta integración ha implicado que todos deberemos pagar los errores financieros de unos pocos, que al menos sea por un noble objetivo.
Se habla de crear una nueva arquitectura financiera que sea menos inestable y menos vulnerable a las oscilaciones de un mercado salvaje, y que al mismo tiempo de una participación más igualitaria. Las instituciones creadas en Breton Woods como el FMI y el Banco Mundial aún están dominadas por las potencias occidentales y países como China e India, con un tercio de la población del planeta tienen desde el año pasado una participación del 4%. Ahora son estos países los que deberán ayudar al financiamiento de la recuperación pues entre ambos acumulan más de 2 mil billones de dólares en reservas, seguidos por Japón que tiene mil billones. El mundo debe encontrar ahora un modelo de liderazgo colectivo que sea eficiente en su lucha contra el hambre, las enfermedades, las desigualdades sociales, la exclusión, las injusticias y el cuidado al medio ambiente. Hay mucho trabajo por hacer, y hay que comenzar ahora!
Imagen | roxannejomitchell