Si hay algo que se repite en España una y otra vez cuando llega un año de elecciones es que las obras públicas se disparan. Sea del color que sea el Gobierno y sean las circunstancias económicas favorables o no, el sector público aprovecha el último ejercicio de legislatura para acelerar la actividad y construir nuevas infraestructuras o mejorar las existentes.
¿Por qué? Porque parece que el último año es el que cuenta, ya que será el que más fresco tengan en la mente los ciudadanos el día que vayan a votar. Y eso es lo que está pasando en España en este 2015, cuando de pronto todo ha resurgido después de tres años de parón absoluto de la obra pública y de innumerables recortes.
Bien es cierto que la situación económica empujaba a reducir el gasto en adjudicaciones, pero también lo es que la política del todavía Ejecutivo se ha regido por una palabra: austeridad –sí, esa que tanto le gusta a Merkel-. De este modo, en los últimos días hemos visto más veces a Mariano Rajoy inaugurando puentes o carreteras que en los tres años anteriores.
Y es que las cifras son las que lo demuestran. Entre enero y agosto de este año las adjudicaciones del Ministerio de Fomento, el encargado de las infraestructuras y del transporte, se ha elevado un nada despreciable 84%, lo que supone obras por valor de 1.257 millones de euros, frente a los algo más de 630 del mismo periodo de 2014.
La mayor parte de estas adjudicaciones (1.020 millones) corresponden a las empresas públicas de Fomento. Solo 236 millones han sido concesiones directas del Ministerio dirigido por** Ana Pastor**, pero ese importe ya supone el doble que el registrado entre enero y agosto del año pasado.
Destacan las obras aeroportuarias y las de los puertos marítimos. En primer lugar, Aena, el operador aéreo, adjudicó un 140% más, hasta 68,5 millones, cuando un año antes solo había invertido en nuevas infraestructuras 28 millones. Por su parte, los puertos encargaron un 95% más de obras. No obstante, Adif destinó más dinero, aunque menos en proporción. En concreto, 754 millones, casi un 80% más.
De este modo, se puede apreciar como la actividad se ha puesto las pilas y se ha invertido mucho más que en 2015. Ayudado por la situación económica, Fomento se ha intentado lucir para dejar en buen lugar la política de inversiones del PP de cara a unas elecciones que se avecinan muy igualadas y en las que lograr una mayoría absoluta es casi una quimera.