Aunque Chipre es uno de los países más pequeños de la zona euro y su PIB representa tan solo el 0,2 por ciento del PIB de la Unión Europea, su sistema bancario se encuentra bastante a la par con el resto de los países europeos, es decir, sobreapalancado, con capital insuficiente y una enorme dependencia del financiamiento externo. Los dos bancos chipriotas más grandes de la isla tienen en jaque a toda la zona euro tras acumular pérdidas por más del 90 por ciento desde el estallido de la crisis el año 2007.
El Cyprus Bank, fundado en 1899, alcanzó su máximo valor en diciembre de 2007 cuando llegó a los 7.500 millones de euros. A principios de marzo su valor era de 400 millones de euros lo que indica una pérdida de casi el 95 por ciento de su valor. El otro banco es el Cyprus Popular Bank (Laiki), fundado hace 110 años y que alcanzó un valor de mercado de 8.100 millones de euros en noviembre de 2007. Hoy su valor se ha reducido a 170 millones de euros reflejando una pérdida del 98 por ciento. La crisis de la banca chipriota repitió el mismo patrón de la banca europea: prestar más allá de lo permitido. Y en el caso de Chipre esto se llevó al exceso: la deuda privada (como muestra la gráfica, con datos del Banco Mundial) se convirtió en una de las mayores del mundo al compararla con el PIB del país. Esto ha hecho que el rescate sea una operación altamente complicada para la Troika (BCE, CE, FMI), especialmente para Alemania que a lo largo de toda la crisis ha actuado defendiendo al euro como si se tratara del marco alemán.
Chipre necesita un rescate de 17 mil millones de euros y la recomendación de la Unión Europea a Chipre para resolver la crisis fue que estaría dispuesta a ceder 10 mil millones de euros siempre y cuando Chipre pusiera los 7 mil millones de euros faltantes. ¿Y cómo? Pues confiscando parte de los depósitos de sus ahorrantes pensando que gran parte de ellos pertenecen a ciudadanos rusos y griegos. Esto ha contradecido el mandato de garantía a los depósitos desatando nuevos miedos e incertidumbres en la zonaeuro.
El motivo por el cual la UE quiere castigar al sistema financiero chipriota es que el 80 por ciento del PIB de ese país corresponde a las aportaciones del sistema financiero. Este alto peso específico del sector financiero es la única fuente que ha encontrado la UE para obtener recursos, y demuestra los peligros de hacer crecer a la banca hasta hacerla demasiado grande para caer. Y unido a la desinteligencia de las medidas que busca implementar la UE, amenazan con provocar una fuga de capitales que podría empeorar fuertemente la situación.
Todo indica que la crisis de la zonaeuro tiene para mucho tiempo, y que sus líderes tienen un largo trabajo que hacer para tener la crisis bajo control. Las malas decisiones financieras están amplificando los problemas en vez de reducirlos y esto tiene un costo que nadie quiere asumir.
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