Uno de los elementos más simples para comprender por qué la actual crisis no tiene salida y hunde al mundo cada día en un pantano más oscuro lo aporta la diferencia en el trato al sistema financiero y la economía real. Mientras el sistema financiero incubó, desarrolló y propagó la crisis en un proceso brutalmente autodestructivo, ha recibido todos los apoyos públicos con el dinero de los contribuyentes. Esto no solo muestra la perniciosa alianza entre el poder político y el poder financiero, con toda su seguidilla de corrupción, sino el nulo interés de la clase política por abordar seriamente los problemas de la crisis. Por eso no es extraño que sólo la banca arroje resultados positivos mientras la economía real sigue cuesta abajo. La generosidad de la clase política con el sistema financiero le ha ayudado a multiplicar sus cuentas bancarias personales mientras la gran mayoría de la población sufre el castigo del desempleo y la miseria. La banca, que incubó, desarrolló y propagó la crisis financiera, se ha recuperado formidablemente gracias a las generosas inyecciones de dinero público. Pero la economía real, esa que genera empleo y mejora el ingreso, sigue en declive como dan cuenta los últimos datos de Eurostat. La producción industrial de la zona euro cayó un 0,8 por ciento en 2013, sumando otro año de retroceso tras la caída de -2,5 por ciento registrada en 2012. Los niveles previos al estallido de la crisis en 2008 están lejos de recuperarse.
Si bien se esperaba que la economía de la zona euro crecería a un ritmo moderado en 2013, el retroceso de -0,8 da cuenta que la recuperación no llega a la economía productiva. La industria europea ha sido fuertemente golpeada por la crisis y los sectores industriales de Alemania, Francia, Italia y Reino Unido se encogen como consecuencia de la dura competencia que imponen los mercados mundiales.
Las condiciones actuales son muy desfavorables para el esperado renacimiento de la industria europea. Las empresas continúan reduciendo puestos de trabajo y la caída en la demanda y la inversión se mantiene. El desempleo es el único punto de convergencia entre el sistema financiero y las empresas productivas. Mientras el sistema financiero se caracterizó por ser el empleador más importante de la economía mundial en las décadas previas a la crisis, hoy el sector financiero se acopla a la ola de despidos que sacuden a la economía real, reduciendo miles depuestos de trabajo. El desempleo sigue al alza, mientras el dinero público sigue llenando los bolsillos de unos pocos.
En El Blog Salmón | ¿Ha terminado la crisis en España