Jesús Martínez nos explicaba hace unas horas los negros augurios del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la economía española en los próximos años, centrando parte de su discurso en las malas perspectivas del mercado laboral. Pues bien, tampoco el déficit público español se ha escapado del informe del FMI y en sus previsiones se percibe un nuevo jarro de agua fría para el Gobierno.
La institución que preside Cristina Lagarde cree que el Ejecutivo español improvisa y que carece de medidas concretas a medio y largo plazo que le permitan reducir con contundencia el déficit. Así, estima que el déficit de nuestro país no bajará del 3 % hasta 2018. Concretamente, considera que este será del 6,7 % a final del año, del 5,9%, en 2014; del 5,1%, en 2015; del 4,2%, en 2016; del 3,3% en 2017; y del 2,3 % en 2018. No debemos olvidar que según los cálculos del Gobierno, este se situará en el 2,7 % en 2016, por lo que hay un desfase de dos años para bajar del 3 % entre las previsiones del Gobierno y del FMI. ¿Quién se llevará el gato al agua en este juego de previsiones? Sólo el tiempo lo dirá, aunque como ya hemos manifestado en otras ocasiones, en términos de reducción de déficit, lo mejor es ir sin prisas y no asfixiar más a la ciudadanía.
Sin embargo, no opinan igual los señores del FMI, que propone su particular receta para sanear las cuentas públicas: subir el IVA (pasando productos del tipo reducido al general), subir los impuestos especiales, revisar el gasto en educación y sanidad y hacer especial énfasis en la reforma de las pensiones, modificando no sólo el factor de sostenibilidad, sino también ampliando el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión.
En definitiva, ajustes muy duros que no tengo claro que el presidente Rajoy acate sin preguntar. En mi opinión, la hoja de ruta del Gobierno para el resto de legislatura ya está estipulada y consistirá básicamente en evitar el desgaste, dar tiempo para comprobar los efectos de sus reformas y hablar de brotes verdes. ¿Será esto suficiente para salir de la crisis o es la receta del FMI la única alternativa para que nuestro país pueda mirar al futuro con optimismo?
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