El mal momento que vive la teoría macroeconómica está sacando chispas. El economista de la Universidad de Berkeley, Brad Delong ha señalado que la Universidad de Chicago no tiene nada que ofrecer frente a la crisis y que Milton Friedman hizo muy mal las cosas. Como hemos señalado en algunos artículos, mucha de la medicina que se le dio al sistema en estas últimas tres décadas para su engorda (laissez-faire, desregulación), tuvo efectos colaterales altamente nocivos como el colesterol y la diabetes que lo tienen ahora en estado de coma.
Las cifras del mes de diciembre dan cuenta de un frenazo brusco en la actividad de las principales economías del planeta demostrando que estamos ante un episodio severo. Hay consenso en que la actual crisis será la mayor desde la Gran Depresión de los años 30, lo que indica que es un pésimo momento para intentar ingresar al mercado del trabajo, y también un muy mal momento para quedar desempleado.
La fuerte caída que está experimentando la demanda global obligará a los gobiernos a ser el comprador de último recurso, tal como ya se ha tenido que convertir en el prestamista de último recurso. El mercado global ha colapsado plenamente, y las nuevas aventuras criminales alientan más lo sombrío. La teoría económica se encuentra en crisis y ningún libro de macroeconomía ofrece respuesta frente a lo que estamos viviendo, sean los textos de Dornbusch, Fischer, Krugman o Sachs. La economía actual no nos ayuda a comprender el mundo que vivimos.
Esto se debe, en parte, a que la actual crisis es diferente a todo lo vivido después de la Segunda Guerra Mundial. La supuesta estabilidad de precios comandada por los bancos centrales, y la posición dominante del Consenso de Washington para obligar a ver la economía de un país como si fueran las finanzas de una empresa, llevó al abandono de variables estratégicas que son claves a la hora de mirar la economía. Para una empresa tiene sentido reducir costos, pero no para el mundo, pues provoca la imparable caída en la demanda que amenaza con detenerlo todo. Además, cuando la empresa reduce costos lo hace tras determinar las variables que no menguarán su eficiencia y rentabilidad. ¿Se hizo esto con el planeta, o con la economía global?
Los excesos de la globalización a la friedman, con laissez-faire pleno y vía ley de la selva, se convirtieron en un mero proyecto ideológico. Como lo demuestra un interesante documental de seis horas que se puede ver vía emule, ares o YouTube, la batalla ideológica que se libró en la segunda mitad del siglo XX buscó exterminar las ideas de Keynes para imponer las de Hayek y Friedman en todos los gobiernos del planeta. Ese plan arrasó con los planes al dejarlo todo a la codicia y al salvajismo del mercado. Y al desaparecer del debate temas como el empleo o la equidad distributiva, la economía perdió la posibilidad de hacer una planificación organizada incentivando la creación de la burbuja que lo redujo todo a factores monetaristas. Ahora que la economía ha perdido todo realismo, se clama por el retorno al fantasma de Keynes, un espectro que, sin embargo, puede resucitar otros fantasmas.
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Vía YouTube | La batalla por la economía mundial
Imagen | creo que soy yo