Tal y como apuntaban los sondeos, las elecciones al Parlamento Europeo han dejado a un claro ganador en Francia; Agrupación Nacional (RN), el partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen. Consagrado como primera fuerza del país galo, con un 32,4% de los votos y 31 eurodiputados, se ha impuesto sobre Renacimiento, el grupo político de Macron, que apenas obtuvo un 15,2% de los votos (14 escaños).
El triunfo de RN en las urnas viene a sentar un precedente sobre el futuro que asola a Francia en los próximos meses. La líder ultraderechista se muestra satisfecha con los resultados obtenidos en las urnas y no duda en asegurar que están listos para ser la alternativa y asumir el poder en las elecciones legislativa.
El ascenso de Le Pen al Elíseo parece ser una realidad latente. Se han conseguido los mejores resultados en unas elecciones europeas, hasta tal punto que el presidente francés, se vio obligado a disolver la Asamblea Nacional y a convocar elecciones legislativas para el próximo 30 de junio (en primera vuelta) y el 7 de julio (en segunda vuelta).
Ascenso paulatino de la extrema derecha francesa
Después de este histórico triunfo de Agrupación Nacional (RN), Francia podría enfrentarse a un escenario bien distinto si la extrema derecha logra ratificar su poder en las urnas en julio. Algunos expertos señalan que podría generarse ‘un escenario catastrófico’, pues existe un peligro real de una salida de Francia del bloque comunitario de la Unión Europea; un Frexit.
Pese a que hay muchos euroescépticos en el país galo, hay que tener en cuenta las consecuencias negativas que el Brexit ha supuesto para Reino Unido. Pese a todo, el ascenso de la extrema derecha al poder en Francia, aunque mantengan su mentalidad ‘eurófaba’, no implicaría la salida de la UE, sino cambios político-económicos.
Y es que después de las críticas paulatinas a su programa, los de Le Pen son partidarios de mantener una línea más moderada y, por el momento, descartar la idea del Frexit.
¿Se mantiene el ‘frexit’ como fundamento político?
Le Pen prometió en 2017 celebrar un referéndum en Francia para abordar la pertenencia a la UE. Su objetivo no es otro que sacar al país de la servidumbre de Bruselas. No obstante, los votantes mostraron su inquietud y miedo a un posible caos económico, por lo que la idea fue retirada del manifiesto político del partido.
La línea ideológica de Le Pen pasa por implantar una agenda soberanista, proteccionista y nacionalista. Contraria a la integración plena de Francia en Europa, confía en una propuesta de ley sobre ciudadanía, identidad e inmigración.
De este modo, modificaría la constitución para permitir una prioridad nacional a los ciudadanos franceses en cuestiones de empleo, beneficios de seguridad social y vivienda pública. Algo plenamente incompatible con los valores actuales de la UE y las normas de libre circulación.
A día de hoy, RN y Le Pen no defienden el frexit, pero son partidarios de una forma de soberanía jurídica similar, que mantuviese a Francia en la UE pero en una situación límite.
En más de una ocasión, han culpado de la supuesta debilidad de la política de la UE al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), un punto a menudo planteado por los líderes conservadores británicos pro-Brexit. Se les exige impulsar revisiones radicales de la política de inmigración, incluida la deportación de solicitantes de asilo a Ruanda.
La salida de un país del bloque europeo, tal y como se ha visto en Reino Unido, posee elevados costes económicos y políticos. Solo hay que ver cómo en Reino Unido se ha devaluado la libra esterlina.
Dicho esto, se espera que Le Pen siga los pasos de Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, y apueste por permanecer en la UE porque el coste es demasiado elevado. No obstante, sí es partidaria de aumentar el combate contra la legislación de la UE y obstaculizar la toma de decisiones en el Conejo de la UE.
Abascal y Le Pen, ¿en qué se diferencian?
Santiago Abascal, líder de VOX, y Marine Le Pen, líder de RN, han mostrado siempre muy buena sintonía, pues buscan los mismos objetivos políticos para sus respectivos países.
La defensa ultranacionalista de la soberanía y el rechazo a la inmigración, en especial si procede de países musulmanes, es un rasgo común de todos los grupos ultras europeos.
No obstante, pese a sus ideas conservadoras, hay aspectos en los que muestran discrepancias claras. Los diputados de Vox aplaudieron la intervención del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en el Congreso, aunque no les gustó su alusión al bombardeo de Gernika en 1937 (perpetrado por la aviación alemana aliada de Franco), que comparó con los ataques rusos contra la población civil en la guerra de Ucrania. Santiago Abascal en persona se lo reprochó después en Twitter, invitándole a denunciar los crímenes del otro bando en la Guerra Civil.
Esta es probablemente una de las más acusadas diferencias entre la extrema derecha española y la francesa. Le Pen no está de acuerdo con las sanciones de Europa a Rusia, ya que mantiene una gran afinidad con el presidente Putin. Ya en 2017 Le Pen era de manera oficiosa la candidata favorita del Kremlin.
A diferencia del Reagrupamiento Nacional (RN) francés, Vox sigue ideológica y emocionalmente apegado al franquismo. No obstante, RN ha roto con sus referentes de los años treinta, desvinculándose del legado de la guerra y del mariscal Pétain (gran admirador de Franco).
VOX y RN muestran una elevada sintonía en sus discursos, la cual se hace especialmente notable en parcelas como la inmigración, el islam y Europa. Le Pen es partidaria de poner fin al reagrupamiento familiar y expulsar sistemáticamente a los inmigrantes irregulares. Por su parte, Abascal aboga por un férreo control de fronteras, la expulsión de los inmigrantes irregulares (y de los regulares que hayan delinquido), así como la supresión de la sanidad gratuita para los extranjeros.
En pleno proceso de dulcificación y moderación del discurso, Le Pen avanza a pasos agigantados hacia los comicios legislativos. Por su parte, los de Abascal han conseguido seis asientos, duplicando sus escaños y situándose como la tercera fuerza política de España.
Estamos ante una ola de extrema derecha contraria a los intereses de Europa. Los ascensos en votos de VOX y RN, así como de Giorgia Meloni en Italia, Alternativa para Alemania en el país germano y Libertad en Austria (como primera o segunda fuerza), demuestran que el viejo continente se encamina hacia una nueva etapa más conservadora y con mayores discrepancias internas.