A río revuelto, ganancia de pescadores. Con la crisis, muchos se aprovechan de las circunstancias y programan sus propías estafas. En Barcelona hay 30 detenidos por realizar facturas falsas que luego presentaban a la Agencia Tributaria. Son 80 las empresas involucradas cuyo giro estratégico más importante era, al parecer, estafar al fisco.
El año pasado advertí parte de este problema en La hora de la “trampa presupuestaria”, donde señalé que mientras los gobiernos amplificaban el nivel de gasto para superar la crisis, los ingresos se desvanecían producto de la fuerte caída en la actividad (que repercute directamente en los ingresos públicos) y los abusos generados por la evasión y el fraude fiscal. Al respecto, os comparto una notable experiencia contada por uno de nuestros amigos lectores Un día cualquiera en la oficina…
De acuerdo a datos de Cinco Días, la recaudación del IVA
cerrará 2009 con la mayor caída desde que se instauró el tributo en 1986. Hasta noviembre, los ingresos públicos derivados del impuesto indirecto más importante descendieron un 30%, una cifra sin precedentes. Si bien el descenso esta vinculado a la caída de la actividad y del consumo, un desplome de tal magnitud también sugiere un incremento de la economía sumergida.
En este blog se le ha dado gran importancia a la economia sumergida, señalando que con las crisis la economía sumergida crece, por la evasión a toda escala y la forma en que esta acción perjudica las cuentas públicas.
Este fenómeno no hace más que profundizar las heridas de la crisis y prolongar su duración. Deja al descubierto, también, lo planteado por los informes Global Trends, en los ámbitos referidos al empoderamiento de las organizaciones criminales y mafias que desafiarán a los gobiernos aprovechando el nivel de total vulnerabilidad en que los ha dejado la actual crisis. Es, sin duda, uno de los costos silenciosos que tiene la actual pandemia económica.
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Actualización: Remo explica en su artículo La caida en la recaudación del IVA del 30% no corresponde al fraude fiscal, sino que representa la caída de los ingresos por IVA, producto del descenso de la propia actividad económica, como del incremento en la economía sumergida.
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Imagen | Jiazi