El gran error de Rajoy fue no parecerse más a Franco en una cosa: no aprovechar la crisis en 2012 para las verdaderas reformas que necesitamos

El gran error de Rajoy fue no parecerse más a Franco en una cosa: no aprovechar la crisis en 2012 para las verdaderas reformas que necesitamos
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España se enfrentó a la gran crisis económica de 2012 -iniciada en 2008 con el estallido de la burbuja inmobiliaria- con las mismas armas y mentalidad que 50 años antes. Mariano Rajoy, por entonces presidente del Gobierno de España, empleó la excepcionalidad de la situación económica para llevar a cabo un programa de reformas disfrazadas como medidas contra la crisis. Precisó de los socialistas para proponerles una reforma del sistema electoral en favor del bipartidismo. Para ello, precisaba de la ralentización de la salida de la crisis, al igual que Franco ralentizó la marcha de la guerra para estructuras las bases del nuevo estado.

Rajoy necesitaba que la crisis fuese larga y profunda. De este modo, lograría imponer sus reformas y conseguiría que cualquier mejora económica, por pequeña que fuese, se produjese en los años de su gestión. En 1939, Franco consiguió afianzarse en el poder y cambiar la estructura del Estado. Franco aprovechó la crisis para reforzar su posicionamiento, pero Rajoy no quiso mantener la ‘cultura del miedo’ entre una ciudadanía exhausta y temerosa.

Rajoy no es Franco, de ahí que muchas voces lo criticasen de falta de vocación de autócrata para acabar con la crisis. No obstante, ambos líderes políticos comparten determinadas maneras en su aproximación política. Ambos son gobernantes que demoran sus decisiones importantes, que actúa de forma reactiva e incluso llegan a desesperar a aliados y enemigos por igual.

La estrategia de Franco

Franco decidió transformar el modelo de país en 1959. España comenzó la década de los años 50 con un moderado boom industrial, con una economía aislada y autóctona. La idea de Franco, por aquel entonces, no era otra que imponer un elevado proteccionismo a la industria local. Y es que, en la España franquista, resultaba casi imposible importar.

Cuando Mariano Rajoy aterrizó en la Moncloa, el Producto Interior Bruto (PIB) cayó un 1%, aunque en 2012, la variable se desplomó un 2,9%. Una cifra pronunciada que se fue perdiendo con el paso de los años venideros. Así pues, entre 2015 y 2017 encadenó tres fuertes crecimientos: 3,4%, 3,3% y 3,15%, respectivamente.

La industria española comenzó a prosperar a un buen ritmo altamente competitivo. El crecimiento de la actividad incrementó también la necesidad del régimen de importar productos extranjeros, especialmente petróleo y maquinaria pesada.

La situación llegaría a un punto clave en junio de 1959. En esta fecha, el balance de divisas que controlaba el Ministerio de Comercio de Alberto Ullastres, entra en insolvencia: El régimen se había quedado sin monedas extranjeras para financiar las importaciones.

España se vio obligada a parar las importaciones por la falta de financiación urgente. Franco se planteó un cambio de rumbo: liberalizar la economía, desproteger a la industria española y permitir que entrara el capital extranjero con inversiones en el país. El FMI daría un préstamo a España si estas eran las reformas adoptadas.

El Gobierno apostó por fomentar el turismo y la construcción de infraestructuras. El Franquismo obtendría los mejores crecimientos económicos de la historia moderna en España en lo que a crecimiento de la renta per cápita se refiere.

Ante un contexto de incertidumbre y de falta de recursos por parte de España, las autoridades españolas, con Franco a la cabeza, reclamaron la ayuda técnica y económica de EEUU y de los organismos internacionales competentes para solventar la crisis técnica y económica.

Tras una serie de medidas tomadas desde 1957, se implantó el Plan de Estabilización en 1959. El plan preveía las siguientes actuaciones: fijación de un cambio estable de la peseta con las otras divisas (el cambio en relación con el dólar se fijó en 60 pesetas, lo que en la práctica significaba una devaluación de la peseta); reducción del gasto público y congelación del sueldo de los funcionarios, moderación salarial para luchar contra la inflación; reducción del intervencionismo del Estado en la economía; liberalización de las importaciones y fomento de las exportaciones; estimulación de las inversiones extranjeras, excepto en industrias de guerra, servicios públicos y actividades relacionadas con la información.

En 1960 se consolidaría un arancel muy proteccionista que permitiría a España recuperar su crecimiento económico, siendo las cifras entre 1960 y 1973 muy positivas. Esos niveles de crecimiento solo fueron superados, por aquel entonces, por la economía de Japón.

En 1960 se consolidaría la liberalización del comercio, que permitiría a España recuperar su crecimiento económico, siendo las cifras entre 1960 y 1973 muy positivas. Esos niveles de crecimiento solo fueron superados, por aquel entonces, por la economía de Japón. De este modo, llegó a reducir las barreras comerciales para fomentar el comercio internacional y atraer inversión extranjera.

Similitudes entre Franco y Rajoy

Si en algo se asemejan Mariano Rajoy y Francisco Franco es que ambos llegaron a lo más alto sin contar con demasiados apoyos. Los populares achacaron su inesperada derrota en las elecciones de 2004 a los atentados que Al-Qaeda había perpetrado en Madrid solo tres días antes de las elecciones.

Pese a la posibilidad de haber utilizado la crisis en pro de aumentar su potencial y liderazgo, Rajoy defendió en varias ocasiones la idea de que la austeridad y las reformas, simplemente, no venden. Fue, en resumen, un fuerte deterioro político sin precedentes. Lo primero que hizo al llegar al Gobierno fue retrasar la presentación de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2012 (3 de abril) hasta después de la celebración de las elecciones regionales andaluzas (25 de marzo).

Si hubiese seguido la política económica de Franco, habría podido implantar nuevas reformas, más eficaces. Sin embargo, su gestión vino marcada por la ausencia de recortes drásticos y la sustancial subida de impuestos aplicada desde 2010.

Foto | Getty Images 1, Wikipedia, Getty Images 2

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