Si no tenemos una nueva extensión en el Estado de alarma existente, el próximo 26 de abril finaliza el confinamiento que ha paralizado a la población española y, consecuentemente, la actividad económica del país, salvo las cadenas de suministro de bienes de primera necesidad.
Es el momento de empezar a valorar escenarios más allá de la situación presente y si la economía española será capaz de volver a la normalidad o, como mínimo, a una dinámica semejante a la anterior del estado de alarma.
Obviamente, después del confinamiento, el proceso de vuelta a la normalidad será un proceso lento y progresivo que se dilatará en el tiempo que dependerá del ritmo de propagación de la enfermedad.
Por ahora, España ya se encuentra estabilizando el número de casos por día, tras más de dos semanas de un confinamiento que se ha ido endureciendo. Estamos viendo que se está reduciendo el número de nuevos casos, aunque los casos totales ya representan 140.510 y los fallecidos 13.798, una relación del 9,7%.
Recuperar la normalidad... Los sectores masificados deberán afrontar
Todo parece indicar que tras el final del Estado de alarma, la vuelta a la normalidad no será un proceso inmediato debido a los factores de riesgo existentes, y que se tratará de evitar multitudes. El objetivo es que el número de nuevos casos vaya menguando y por lo tanto, exista una estabilidad de la enfermedad para que el sistema sanitario deje de estar saturado.
Existen múltiples variables a tener en cuenta que se irían valorando sobre la marcha... ¿los españoles dispondrán de medidas de identificación y prevención a su alcance? ¿el sistema sanitario estará lo suficientemente reforzado para dar una respuesta efectiva? ¿Qué partes de la economía se podrán poner en marcha y de qué manera?
A día de hoy, se desconocen las medidas que se llevarán a cabo tras el confinamiento, pero muy probable que cuando llegue el momento deseado se vayan atenuando las restricciones. No obstante, debido a que el criterio es evitar masificaciones o concentraciones, muy probablemente el sector del turismo y ocio va sufrir un daño considerable ante el proceso de normalización.
Esto es de suma importancia para ver las consecuencias finales que pueda trascender en la economía española. Hay que tener en cuenta que hoy el turismo se ha convertido en el sector que más riqueza aporta a la economía, con un total de 176.000 millones de euros, lo que representa una aportación al PIB español del 14,6% y una generación directa de 2,8 millones de empleos.
Por lo tanto, el sector más importante de la economía española no solo ha recibido un frenazo durante el confinamiento sino que tras su finalización el proceso de recuperación será muy gradual, afectando muy negativamente a la economía española.
De hecho, desde la patronal Exceltur, se apunta que la crisis del coronavirus podría tener un impacto de 54.733 millones de euros en el PIB turistico español durante 2020, en otras palabras, quedaría afectado el 32,4% frente a los datos del año pasado. No obstante, esta cifra debería ser matizada porque 15.595 millones se corresponderían a actividades indirectas como por ejemplo proveedores o agentes relacionados con el turismo.
La hostelería es un claro ejemplo de los que puede suceder. España es un país de bares, el mayor en densidad por población del mundo, con un total de 183.306 bares (dato INE 2018). En un proceso gradual para la vuelta a la normalidad, no es de extrañar que se imponga algún tipo de aforo limitado a los establecimientos como medidas de prevención. Por ello, a pesar de la reapertura, muchos de ellos seguirán siendo no rentables y no saldrán los números para abrir.
El espejo de China al que estar atentos
De la misma manera que el mundo ha observado las experiencias de China para frenar la propagación de COVID-19, las acciones para restablecer la actividad comercial normal podrían ser un ejemplo útil para otros países más adelante tras el descenso del número de nuevos casos. Las nuevas infecciones diarias han estado por debajo de 100 durante la mayor parte de marzo.
A pesar de que el gobierno chino ha tenido un control más estricto de la economía que la mayoría de los países grandes, podríamos establecer una comparativa de España con las provincias de Wuhan y Hubei en las que estaban abiertos establecimientos de primera necesidad durante la parálisis de la población y cómo ha repercutido en China.
Durante este tiempo se ha producido un desplome de la actividad económica como esta sucediendo en occidente en estos momentos. En enero y febrero combinados, la producción industrial cayó un 13,5% en el interanual, las ventas al por menor un 20,5% y las inversiones en bienes de capital un 24,5%.
La economía china sigue estando lejos de los niveles de actividad normales, un mes después de que se relajaran las restricciones de la cuarentena. A día de hoy, es probable que el camino hacia la recuperación en China sea lento y desigual, ya que se prevé que las medidas de contención sin precedentes perjudiquen el sentimiento empresarial y la confianza de los consumidores tanto en el país como en el extranjero.
La economía china está tardando más de lo previsto en volver al nivel anterior al brote de COVID-19. El sector industrial está liderando el el auge, con grandes fabricantes que reportan operaciones casi normales. Las empresas más pequeñas, sin embargo, están luchando con la escasez de personal y la falta de demanda.
La creciente inseguridad de los ingresos, así como la persistente preocupación por el virus, están impidiendo una fuerte recuperación de las actividades del sector del consumo y los servicios. Dada la participación dominante del sector de los servicios en la economía, al igual que sucede en la economía española (68% del PIB español), se espera que el ritmo general de recuperación sea más lento esta vez que después de la crisis financiera de 2008.
En en siguiente gráfico vemos un mix de indicadores como la evolución del consumo de carbón, venta de casas, volumen de pasajeros e ingresos de la taquilla, siendo estos dos últimos indicadores los más hundidos y que reflejar un avance muy lento.
En China, el crecimiento estimado del FMI para este año inicialmente era del 6%, ahora el consenso pronostica el crecimiento más bajo en décadas, con un 1,4% para este año.
En China las pymes representan más del 80% del empleo total en China (en España el 66% del total) pero hoy tienen una turbia perspectiva proyecta una sombra sobre la confianza de los consumidores. No solo hay millones de trabajadores que siguen esperando su compensación salarial para el período de cierre, sino que muchos de ellos corren el riesgo de ser despedidos durante el proceso de recuperación.
El impacto que ha causado el coronavirus es otro obstáculo para el consumo y el sector de los servicios. Un dato importante para España, es que sectores en el que existe una multitud concentrada como el turismo, los cines y deportes, funcionan un 70% por debajo de su capacidad normal. Y no es probable que esto cambie hasta que el gobierno declare una contención completa del brote.