España es la cuarta economía de la zona euro pero la crisis la tiene en la bancarrota y con un desempleo del 26,2 por ciento, tal vez el más alto de toda su historia y solo comparable al que sufre Grecia. Si bien las comparaciones con el país heleno nunca han gustado a España, también nunca las perspectivas de un futuro incierto habían sido tan coincidentes para ambos países.
El fantasma de la crisis griega ha invadido a Europa derribando a Portugal e Irlanda y provocando temblores cada día más violentos en España, Italia, Francia, Bélgica y Holanda. El huracán sistémico sacude hasta el Reino Unido y ni Alemania parece escapar de la tormenta. Europa está en una nueva recesión y se alarga la lista de países que permanecerá en recesión gran parte del próximo año. El daño que esta crisis financiera ha infligido a la economía es solo comparable al de la segunda guerra mundial. Con la salvedad, claro está, que tras la guerra había esperanza de futuro.
Porque a diferencia de la segunda guerra mundial, esta crisis y su alto desempleo está barriendo con la clase media de Europa, es decir con el futuro. En otros tiempos se consideraba a la clase media el eje de la estabilidad social. Ahora se dice que la clase media fue la que abusó de las bajas tasas de interés y se sobreendeudó en el período del auge económico. Pero en rigor, ¿qué alternativas había? La dinámica capitalista asfixió los salarios y la mantención del consumo por la vía del crédito ayudaba a suplir las carencias de lo que no permitía el sueldo. Mucha gente se endeudó aprovechando las bajas tasas de interés que brindó el acceso al euro pensando que esas líneas de crédito estarían siempre abiertas.
Bajo el yugo del crédito y la “competitividad”
La destrucción de la clase media está en el eje de la destrucción del trabajó que ha significado cada tratado de libre comercio. Esto no ha hecho más que incentivar a las grandes multinacionales que terminan instalándose en otros países, evadiendo impuestos y destruyendo la industria nacional. Todo alentado por el crédito de la banca y la engañosa idea de “competitividad”. Todas esas políticas nos arrastraron al abismo en que estamos hoy y que no tiene ninguna salida fácil.
Ahora que todo ese mundo financiero del crédito se ha desplomado y el consumidor se enfrenta a la realidad de que no puede pagar la deuda, comienzan los impagos y el aumento de la morosidad. España bate mes a mes los récord de morosidad y el aumento del desempleo no hará más que intensificar esta tendencia.
Pero no es solo el problema del crédito y la deuda lo que está en juego. Lo que corre real peligro es la desaparición de la clase media, proceso que está en curso con la creciente pérdida de derechos y el aumento de los impuestos que ha significado a los contribuyentes el rescate a la banca. Los contribuyentes comienzan a sufrir una creciente expropiación de sus derechos, por mantener a un sistema financiero que ha mostrado su dominio por sobre los gobiernos y las leyes de los hombres.
La salvación de la banca y la expropiación silenciosa de los derechos de los contribuyentes es una amenaza para todo el mundo por el inevitable incremento de la brecha entre ricos y pobres que se ha duplicado en estos cinco años de crisis con las inyecciones de dinero público. De esta forma, los mismos que propiciaron la burbuja de crédito y que se protegieron con el brazo armado de las agencias de calificación, son los receptores de los beneficios en todo momento, sea en el auge o en la caída del ciclo económico.
La desestabilización política y social que está provocando la actual crisis financiera es el resultado de dejar al mundo financiero a su libre arbitrio y producir las burbujas. Mientras los bancos centrales decían luchar contra la inflación de los precios domésticos, permitieron las inflación de los bienes inmobiliarios pretendiendo que era parte de un crecimiento real. La gestación de la burbuja debe también parte de su volumen a la especulación financiera. La misma que ha aumentado la brecha entre ricos y pobres en los últimos 200 años de desarrollo capitalista. Brecha que comienza a hacerse visible en las principales ciudades de Europa.
En El Blog Salmón | Esta crisis ha beneficiado al 1% más rico y ha hundido a la clase media