El incremento del desempleo es uno de los efectos más perniciosos que se están manifestando en la presente crisis económica. La caída de las ventas, la menor demanda de bienes, servicios y sobretodo la caída del consumo. Han hecho que haya excedente de mano de obra en la mayoría de los sectores de nuestra economía.
El problema del desempleo es el más grave de todos, y el que mayores efectos negativos tiene sobre el total de la economía, actuando como si se tratase de un juego de billar (1).
Cuando se manifiesta de forma importante como en la situación actual, con tasas de paro en torno al 20% y con tendencia creciente, los gobiernos intentan hacer todo lo que pueden para que esta cifra pare de crecer. Hace unos meses, el gobierno de Angela Merkel decidió actuar sobre el mercado laboral alemán, con una gran propuesta, reducir la jornada laboral de los trabajadores alemanes (con su proporcional rebaja de salario) para que así no sea necesario despedirlos y no engordar la lista de alemanes que han perdido su empleo.
Curiosamente, en cuanto se hizo pública la noticia el gobierno español empezó a estudiar su aplicabilidad. Ignorando si es posible que en un mercado laboral tan inflexible como el nuestro pueda llevarse a cabo. Obviamente esta solución alemana para el problema del desempleo no tiene aplicabilidad en España, principalmente por dos motivos:
El tejido productivo alemán (básicamente industrial y tecnológico) es muy diferente al nuestro (construcción y servicios), y por tanto las necesidades de mano de obra también lo son. Por ejemplo, en una planta industrial alemana que se dedique a la fabricación de componentes del automóvil, puede optar por trabajar dos terceras partes de la jornada, se cubriría la menor demanda y los trabajadores mantendrían su empleo. En el caso español, ¿cómo podríamos implementar esta medida en un bar que nos sirve el desayuno, el almuerzo permaneciendo abierto todo el día? Además de lo anterior, si tenemos en cuenta la gran componente estacional de la economía española, sería aún más difícil.
El salario mínimo, lo que llamamos salario mínimo interprofesional (SMI), en el país germano se sitúa en torno a los 1 600 Euros mensuales, mientras que en España a penas llega a los 600. ¿Podría implementarse realmente esta solución a empleados que apenas subsisten con el 100% de su salario?
Teniendo en cuenta lo anterior, queda demostrado que la solución alemana no es la solución a los problemas de nuestro mercado de trabajo, esta tendrá que venir dada de tal manera, que se ajuste a la realidad de nuestro país.
(1) El paro es como la bola blanca del billar al inicio de la partida, si entra en acción, seguramente mueva todo de su sitio, ya que si crece el desempleo, más tarde o más temprano los trabajadores dejarán de recibir su salario, consumirán mucho menos (cayendo el nivel de ventas), dejarán de pagar facturas (mermando la tesorería y la cuenta de resultados de las empresas), caerá la inversión por el desplome de la renta disponible, los bancos dejarán de prestar por que dejarán de tenerlos como clientes ya sea por que incumplan sus compromisos financieros o se les restrinja el acceso al crédito, y así sucesivamente.
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