A tres años del estallido de la mayor debacle financiera de las últimas décadas, Angela Merkel ha reconocido que Europa se encuentra sumida en su mayor crisis desde la segunda guerra mundial. Resulta casi una burla que la mandataria germana, después que la crisis ha barrido con cinco gobiernos en la eurozona, solo ahora se de cuenta de la gravedad de la crisis. ¿No fue producto de la crisis que tuvieron que pedir elecciones anticipadas Brian Cowen, Gordon Brown, José Sócrates y el presidente Zapatero?. Para qué recordar el fin de Yorgos Papandreu y Silvio Berlusconi... o incluso el de Mubarak y Gadafi. El desorden de una globalización donde la gran mayoría fue engañada deberá pagarse con una nueva recesión.
Angela Merkel es la gran responsable de la lenta reacción europea frente a la crisis desatada en Estados Unidos con la burbuija financiera, transformada en crisis de deuda soberana en los países europeos y que ahora amenaza con destruir el euro. Aunque desde su posición, y en su afán de sumir en la miseria al resto de Europa para pasar a encabezar el Cuarto Reich ha sido todo un éxito. Sin embargo, no contaba con que sus ambiciones podían irse a pique rapidamente con el acelerado proceso de destrucción económica que está viviendo Europa. ¿Pudo imaginar alguien, a principios de año, el fin que tendrían Berlusconi o Gadafi?
Los últimos datos de crecimiento entregados ayer por EuroStat, indican que la eurozona ha comenzado a hundirse en la recesión producto de los planes de austeridad impuestos a los países más débiles de la zona euro (los países deficitarios de la gráfica superior). Angela Merkel ha sido la que más ha presionado por la ejecución de estos planes para salvaguardar a un euro que cada vez se parece más al Deutsche Mark. Merkel también ha sido el permanente obstaculo para avanzar hacia una unión fiscal mas profunda en Europa..
El circulo vicioso de los planes de austeridad sólo consigue acelerar el estancamiento económico y generar más desempleo. La aplicación de esta clásica receta se resume en la idea de trabajar más para ganar menos, y busca promover la generación de desempleo con el objetivo de reducir los salarios, primer paso en el camino a las mejoras competitivas. Se piensa que mejorando la competitividad los países salen de la crisis. Esto es válido cuando cada país tiene su propia moneda. Pero es imposible de poner en práctica en una Europa atrapada en el euro.
Esta segunda gráfica muestra que Italia tuvo una década completa de caída sistemática en el Producto Interno Bruto, dando cuenta del flaco favor que le hizo su incorporación al euro. Italia, al igual que Grecia, Irlanda, Portugal, España y Francia, forma parte de la periferia pobre europea, una periferia que debió pedir prestado para consumir durante diez años lo que no le permitía su ingreso normal. El afortunado acceso a este consumo fue producto de la generosidad de los bancos alemanes y franceses. Pero ojo: Francia no era tan rica como se pensaba y está más cerca a los pobres del sur, como muestra el balance de su cuenta corriente.
La realidad de una Europa dividida fue enmascarada por el sistema financiero, que en cada rincón donde hacía falta el dinero, ahí estaba la banca para ofrecerlo. Fue la banca, y no el sistema productivo, la que hizo posible el incremento del consumo en Grecia, Irlanda y Portugal, países que pasaron a ser los “nuevos ricos” de Europa por el esfuerzo coordinado de la banca. Sin embargo, toda esa riqueza era falsa y solo producto del crédito y el dinero barato. Mientras los países ricos prestaban (Alemania, Austria, Holanda, Bélgica, Finlandia), los países pobres consumían para vivir la fantasía de sentirse ricos: Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, Francia…
La década del derroche y el consumo ayudó a enmascarar una realidad más precaria y ocultar la brecha entre los ricos del norte y los pobres del sur. En ese período la banca se dejó llevar por la inercia del optimismo potenciando la expansión del ciclo económico y el hinchamiento de la burbuja inmobiliaria. El estallido de la crisis ha dejado en claro quienes consumieron por sobre sus posibilidades y falsearon la realidad. Pero para la banca no ha sido suficiente con cortar el crédito: debe desapalancarse y con ello seca más los flujos financieros, potenciando así el ciclo recesivo. Warren Buffett acuñó una frase para esta fase: “Cuando baja la marea se ve quienes tienen el traje de baño puesto”. La crisis ha demostrado que muchos no tenían traje de baño. Esa es parte de la brecha que hoy se está manifestando con las fuertes presiones financieras ante la inacción del BCE y la arbitraria ceguera de Angela Merkel.
En El Blog Salmón | Las dos gráficas que explican la crisis del euro, Alemania ante la amenaza existencial financiera y el imperativo de la cooperación social