John Danner y Mark Coopersmith, dos profesores del Lester Center for Entreprenuership de la escuela de negocios Haas de la universidad de California en Berkeley, en su libro titulado "The Other F Word", nos traen un análisis de los beneficios del fracaso y nos da un un marco de siete pasos para transformar el fracaso en el aumento de la innovación, la mejora de la participación de los empleados y el crecimiento acelerado de la empresa.
El libro también incluye entrevistas con unos 60 ejecutivos de alto nivel de organizaciones como Google, DuPont y UCSF Medical Center que comparten sus propias experiencias con el fracaso. Los autores dicen que "Cada organización o líder experimenta fracaso. Es el más grande y más valioso recurso aún sin explotar para el éxito".
En el libro ofrecen consejos prácticos en torno a lo que llaman sus siete etapas del Ciclo de Valor del Fracaso:
- Respetar y anticipar el fracaso con el fin de reducir el miedo al fracaso.
- Ensayar para mejorar tus reflejos cuando el fracaso llega.
- Reconocer las señales de fracaso antes y así ganar tiempo.
- Reaccionar rápidamente para minimizar el daño.
- Reflexionar para sacar conocimientos.
- Repuntar para plantear nuevos planes de acción con el objetiva de mejorar el rendimiento.
- Recordar que se debe fortalecer la cultura del lugar de trabajo.
Este análisis me recordó la cultura del fracaso que existe en Silicon Valley, donde haber fracasado en un proyecto emprendedor es considerado como una experiencia positiva y que emprendedores con fracasos en su trayectoria son más atractivos para los inversores.
También me hizo pensar en lo mal visto que es el fracaso en Europa. Esta actitud va desde los sistemas jurídicos, fiscales y contables, que hacen casi imposible recuperarse después de un fracaso empresarial.
También se ve en las negativas actitudes sociales sobre el fracaso empresarial, donde mejor no hablar de esa parte de la experiencia de uno. Todo esto debería cambiarse para poder ver un sistema emprendedor mucho más dinámico y exitoso.
Dicen que buscan convertir el fracaso de un lamento a un recurso y terminan diciendo que el fracaso es la lección de hoy para mañana.
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