Hay una escena del cine clásico que me chifla. Es esa en que dos señores excesivamente bien vestidos entran en un establecimiento comercial y, con muy buenos modales le hacen al propietario una oferta de esas que no se pueden rechazar. Le venden sus servicios de seguridad. El comerciante les dice que no le hacen falta que nunca ha tenido problemas. Y es entonces cuando el comercial que lleva la voz cantante le dice que empezará a tenerlos si no firma la póliza con ellos. Que gran ejemplo de proceso de venta,
El caso es que hay actuaciones de nuestros políticos que me recuerdan lejanamente estos planteamientos. Primero le creo un problema a la ciudadanía, luego le coloco un parche, si es posible fastidiando a la iniciativa privada, y por último reclamo medallas por lo bueno que soy. Pues algo así me parece una de las medidas de la Junta de Extremadura encaminadas a fomentar la iniciativa empresarial en la Región (que falta le hace, pero claro tras más de 30 años de Gobierno continuista seguro que no tienen nada que ver con el tema). La Junta ha creado un Banco de Sociedades Limitadas y Anónimas, constituidas y listas para ser traspasadas a emprendedores que las necesiten. La Junta no cobra nada por la venta, únicamente recupera el capital aportado para su constitución, así como los Gastos. Y la idea es que ese dinero se reinvierta en la Constitución de nuevas Sociedades, ya que como sabemos, el proceso de constitución de las mismas es largo y tortuoso, y esta actividad ayudaria a agilizarlo
Alguno se preguntará, ¿qué le parece mal a éste? Pues me parece mal que:
<li>La Junta, a estas alturas del S. XXI, <strong>confunda los conceptos de empresa y de la forma jurídica de la empresa</strong>. En numerosas notas de prensa veo que dicen que se venderán empresas. No, <strong>se venden sociedades, puros env</strong>oltorios. La empresa es mucho más que la Sociedad, que puede o no acogerla. Empresa son personas físicas, empresa son cooperativas, empresa son sociedades civiles. La Junta no vende empresas, vende Sociedades, a pesar de afirmaciones de este tenor: "las empresas están constituidas y lo único que se hace es transmitirla al interesado".</li>
<li><strong>La Junta no se de cuenta de las mil y una trabas burocráticas adicionales a la Constitución de la Sociedad</strong>. Me refiero a licencias de apertura, a obligaciones fiscales de distinto pelaje, a papeleos varios ante la Seguridad Social, el Registro mercantil o la Oficina de Patentes y Marcas, etc...ya se que no es responsabilidad al 100% de la Junta, pero si de los Partidos políticos que han Gobernado España y que han creado un maravilloso caldo de cultivo para que emprendan otros. ¿No es hora ya de que se meta mano con las nuevas tecnologías al proceso de constitución de una simple S.L.? Traten el problema, no los síntomas.</li>
<li><strong>La Junta se dedique con dinero público, con personal público, a jugar a las Gestorías</strong>. Este servicio ya lo daba el sector privado. Cobrando, evidentemente. <a href="http://www.centro-negocios.com/esp/VSConstituidas.aspx">Desde hace años se venden sociedades inactivas, o con perdidas, o...a la medida de lo que los clientes busquen por parte de empresas especializadas</a>. Evidentemente, y a diferencia de la iniciativa de la Junta, <strong>cobran por ello</strong>. Y cobran porque hay que repercutir unos costes de personal, financieros, comerciales, así como un margen de beneficio derivado del riesgo que asumen. Todos estos factores son cargados por la Junta con generosidad en los Presupuestos Públicos. <strong>Me parece un caso claro de competencia desleal.</strong></li></ul>
En resumidas cuentas, dos consejos. El primero es que dejen de entrometerse en el sector privado y dedíquense a remover los obstáculos que desde el sector público lanzan sobre el mismo. Cambien el régimen de licencias de apertura, por citar un ejemplo. El segundo es que pongan al frente de estas iniciativas a empresarios de verdad. Los funcionarios y políticos profesionales dan mucho el cante hablando de algo que no conocen.
Más información en El Blog Salmón ¿Quién quiere ser empresario? La triste realidad de las subvenciones
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