Dura y contundente la entrada que ha escrito Juan Luis en Tecnorantes sobre la idea del Málaga Valley e-27, un proyecto del que ya hablábamos hace unas semanas. La entrada es sumamente recomendable de leer en toda su extensión, pero me gustaría destacar un párrafo que me parece preclaro:
"Me da que esta gente está cada vez mas alejada de la realidad y se piensa que crear un cluster tecnólogico o del sector que sea es coger un terreno, montar 4 edificios para empresas,repartirles subvenciones a mansalva para que se instalen y ale…. ya tenemos duplicado el Silicon Valley, cual Disneyworld, Warner o Terra Mitica."
No deja de ser curiosa esta obsesión de políticos y mandamases de todo signo y color en nuestro país por intentar subirse al carro de la innovación, las nuevas tecnologías, los clusters del conocimiento, el emprendizaje... y todos esos valores que encarna el Silicon Valley de verdad. No tanto por el fondo (creo que cualquiera con dos dedos de frente se da cuenta de que esas son las claves para tener alguna mínima oportunidad de competir en el mundo global en el que nos movemos) sino por las formas.
Y es que en una España donde el empresario es visto como un ser sospechoso, donde la forma de hacerse rico es comprar una casa y sentarse a ver cómo sube su valor sin hacer nada, donde la máxima aspiración de de los universitarios es ser funcionarios, donde los investigadores tienen que irse de España para no verse atrapados por el síndrome del becario perpetuo, donde la Seguridad Social te sangra en cuanto quieres tener una mínima actividad económica complementaria a un empleo por cuenta ajena... ¿qué Silicon Valley pretendemos montar?
Quizás Rogelio, desde su perspectiva privilegiada, nos pueda dar más pistas sobre las abismales diferencias entre aquello y esto. Pero a mí, desde la distancia, me parece que para que aparezca un Silicon Valley hace falta una conjunción de factores (que incluye una cierta predisposición cultural, una universidad potente, un entorno regulatorio liberal, un esquema fiscal favorable, mucha formación, etc, etc.) que no se dan, ni de lejos en España. Y luego, aun teniendo esos factores, hace falta que se produzca la chispa que una todo. Chispa derivada de la iniciativa particular, no de tres o cuatro empresones e instituciones.
Pero bueno, como ya decía Onésimo, "sin entender cómo realmente se establecen estas comunidades peculiares, proyectos como el del Ayuntamiento de Málaga sólo resultarán en otros miles o millones de euros de los contribuyentes tirados y desperdiciados."
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