Si el 2008 fue el año del descalabro financiero y el 2009 el año de los rescates y los estímulos fiscales, el 2010 será el año de las vacas flacas, el año de la calma y la tregua que prosigue al delirante frenesí. El persistente aumento del desempleo con tasas que no paran de crecer, o la violenta caída del comercio mundial, nos muestra que estamos viviendo un momento de transición histórico. Y si existe una palabra para describirlo, es la austeridad.
Todas las empresas han recibido, en mayor o menor medida, el impacto de una crisis que no estaba prevista bajo ninguna circunstancia. Era algo que no podía ocurrir dado que la “mano invisible” se encargaba de la regulación automática del sistema ante cualquier falla. Al igual que en el Titanic, primaba la arrogancia por sobre el sentido común. Por eso, muchas empresas se fueron a pique, y hay otras que sobreviven a duras penas.
En este escenario altamente complejo, tanto empresas como personas deben examinar tres prioridades esenciales: i) garantizar la existencia de liquidez para cubrir la necesidades corrientes en un largo período (no hay esperanzas de una reanudación del crédito), ii) quitarse de la mente la idea de que algún día todo volverá a ser como antes, y iii) asegurarse de que ninguna parte del negocio se sostiene con la ayuda de las divisiones que obtienen mejores resultados.
Esta última prioridad implica replantearse seriamente el modelo y la estrategia del negocio para los próximos cinco a diez años, descartando la situación previa al año 2007. Esto implica aceptar el naufragio y prepararse para las nuevas oleadas, asumiendo que todo nuestro entorno está viviendo una seria transformación, y que nuestra evolución también dependerá de como cambie el panorama externo. En este aspecto es siempre recomendable el Análisis FODA, para detectar nuestras fortalezas y potenciarlas, así como nuestras debilidades y corregirlas; aprovechando las oportunidades y estar atento a las amenazas.
Las reestructuraciones y despidos masivos se acentuarán en los países industrializados, y los primeros que verán peligrar su empleo serán los trabajadores temporales o a tiempo parcial. Muchas empresas deberán decidir si los contratan a tiempo completo, o los despiden. Y el despido será el destino final de gran parte de estos trabajadores. Una vez que terminen los planes de estímulo (mayo-junio) vendrá una nueva contracción en la economía. Por ello mantener una conducta austera que asegure la liquidez, será clave en este año de “vacas flacas”.
En El Blog Salmón | Las vacas flacas llegan a Estados Unidos, Los escenarios de la crisis y sus “cinco letras”
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