Era una de las más insistentes reclamaciones que se le hacía a Apple: dar un paso al frente. La 'era Cook' en la compañía se ha traducido en un continuismo empresarial que muchos han criticado. El mantra de la nueva categoría de productos, que el CEO siempre destacaba en toda presentación de resultados financieros, desesperaba a propios y extraños. El acto de ayer intenta ser ese golpe en la mesa.
A saber: Dos nuevos teléfonos (uno de ellos con una pantalla más grande), un nuevo sistema de pago a través de los dispositivos móviles y un reloj inteligente. No son segmentos nuevos para la industria tecnológica, pues todos ellos están en el portfolio de otras muchas compañías. Pero, sí es un cambio de guión para los de Cupertino y, especialmente, para su máximo directivo.
Futuro, con olor a pasado
La presentación de ayer buscaba crear un hito en la historia reciente de Apple. El lugar elegido (el histórico Flint Center, donde Jobs presentó el primer Macintosh en 1984 y el primer iMac en 1998), la puesta en escena (con el mítico 'One More Thing' que utilizaba el fundador en sus presentaciones)... Futuro con olor a pasado en lo que se convertía en el 'bautizo' empresarial de un Cook que, hasta ahora, había pasado de puntillas y que seguía bajo la alargada sombra del fundador.
Hay quien defiende que, realmente, es un hito. Si vemos la evolución de los últimos años, es evidente el punto de inflexión: dos nuevas categorías de producto en un mismo año, algo que no ha sucedido en el último lustro (en 2010 se presentó sólo el iPad). Dos nuevas categorías, el pago móvil y los relojes inteligentes, en las que, por cierto, otros ya están experimentando.
Esa estrategia se repitió en el pasado: el iPod llegó cuando ya había otros muchos reproductores de música; el iPhone aterrizó con otros productos similares en el mercado; el iPad tampoco fue, estrictamente, el primero. Es algo habitual en Apple: esperar a que otros agiten un segmento para, después, entrar en él con su apuesta.
La apuesta de Cook
Al margen de las características técnicas, la apuesta empresarial es similar a otras del pasado: productos nuevos, con un buen diseño (y un alto precio), a través de los cuales seguir construyendo un ecosistema propio y cerrado con el que, en la práctica, se 'obliga' a los usuarios a tener varios de los dispositivos en su poder. Más ventas, más negocio.
Aunque son dos categorías de producto, el universo Apple vuelve a girar sobre su producto más exitoso y del que sufre una enorme dependencia económica: el iPhone. Los pagos móviles necesitarán del teléfono para llevarlos a cabo, mientras que al reloj le ocurre algo similar (sin iPhone no puede utilizarse).
Son dos de los segmentos en los que mayores esperanzas futuras (la cabida de ambos en el mercado y el consumidor del presente está por ver) tienen depositadas la industria tecnológica en los próximos años: la tecnología 'vestible' y los pagos móviles. Apple ha puesto sus cartas sobre la mesa. Quizás ha tardado demasiado en hacerlo. Sea como sea, la apuesta ya está hecha.
En esa apuesta Tim Cook trata de sacudirse la herencia del carismático Jobs (iPay... no, mejor Apple Pay; iWatch... no, mejor Apple Watch). Pese a ese intento por volver a los orígenes en la puesta en escena, el directivo comienza ahora, realmente, su 'era'. Una era en la que tiene mucho por demostrar.
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