Ya está aqui la Navidad. El tumulto que rodea los centros comerciales y las zonas céntricas de las ciudades así lo demuestra. Miles y miles de personas en busca de regalos para sus seres más queridos entre los que se encuentran, muy especialmente, los niños.
Una buena oportunidad para invertir en publicidad... con efectos retardado. Efectivamente, los niños no son marquistas por naturaleza. Pero los adultos sí lo son, y los niños no son sino adultos en potencia. Así que, ¿por qué esperar para empezar a cultivar el gusto de los pequeños por las marcas? Por ejemplo, Audi comercializa pequeños coches para niño, con un diseño similar a los coches de verdad. Color, embellecedor de la marca... si un niño empieza a jugar con un Audi... ¿qué marca de coche tendrá en la cabeza cuando sea un adulto que tiene que comprar un vehículo?.
Otro tanto pasa con el bricolage. El niño puede jugar con un banco de herramientas sin marca. O puede jugar con un banco de herramientas de Black&Decker. Ya sabemos qué taladro comprará en el futuro.
Esta estrategia tiene otra derivada, con efectos inmediatos. Y es que, a ojos de los padres (que, al contrario que los niños, ya son marquistas), estos juguetes tendrán todos los valores que ellos atribuyen a la marca. Y teniendo en cuenta que esto le sucede tanto a esos padres como a los Reyes Magos, tenemos un juguete, a priori sin mayor poder de diferenciación, que se posiciona claramente en los mercados.
Vía | Markarina