Terremoto en Twitter: un nuevo CEO para una nueva etapa
Era cuestión de tiempo. La silla de Dick Costolo como consejero delegado de Twitter estaba demasiado caliente. Las críticas por la falta de capacidad para construir un producto que creciera (y fuera rentable) se habían concentrado en él. Ayer la compañía arrancó una renovación que, a buen seguro, no se quedará en un intercambio de nombres.
Desde hace meses, las reprobaciones se habían intensificado. Los resultados esperados no llegaban y la paciencia de muchos de los inversores se estaba agotando. Exigían más. Balance tras balance se repetían las pérdidas reflejando la seria dificultad para hacer rentable su negocio.
Los cambios
Todo se precipitó anoche. La compañía anunciaba la salida de Dick Costolo, en el cargo desde 2010. Pero no planteaba sustituto definitivo. Jack Dorsey, uno de los cofundadores, ocuparía el puesto entretanto anunciaban el nuevo líder. La fecha elegida: el 1 de julio.
Sorprende el 'tempo' de la decisión. Costolo señaló en un correo a los trabajadores que se había debatido un plan de sucesión desde finales del año pasado. Se trataba de colocar a un directivo de la 'casa' mientras se encontraba a la persona idónea. Pero coincide que la medida llega tras un extenso (y muy debatido) artículo de uno de los inversores iniciales de Twitter, Chris Sacca.
En ese análisis, Sacca ponía sobre la mesa algunas de las grandes deficiencias de la compañía, que hoy vale en bolsa 23.500 millones de dólares. Entre las principales: un equipo directivo que ha perdido la confianza de Wall Street, un crecimiento estancado en usuarios, un negocio cuya rentabilidad está en entredicho y una incapacidad manifiesta para lograr la retención de quienes usaron Twitter en algún momento.
Con este panorama deberá lidiar el nuevo CEO. Según New York Times, los que mejor posicionados son: Adam Bain, actual responsable de ingresos de la compañía, y Anthony Noto, actual responsable financiero y antiguo directivo de Goldman Sachs. Otros nombres que se manejan: el propio Jack Dorsey, Mike McCue, fundador y CEO de Flipboard, o Kevin Weil, actual responsable de producto.
Los retos
Sea quien sea, tendrá por delante un enorme reto. Deberá relanzar una de las plataformas en la que se han depositado más esperanzas (quizás demasiadas) del panorama tecnológico actual. Sacca señalaba en su artículo la causa principal de sus problemas: para la mayoría Twitter es muy complicado de usar. En Genbeta, mostraban algunas de esas dificultades.
Eso ha llevado a la firma a convertirse en una de las plataformas con mayor potencial de crecimiento, pero con menos base de personas utilizándola en el día a día. Farhad Manjoo lo explica en el New York Times: "Twitter puede ser el único entre las grandes redes sociales que aparta a más personas de las que atrae". Y ofrece un dato demoledor: cuenta con unos 300 millones de usuarios que lo utilizan todos los meses, mientras que más de 1.000 millones se han registrado pero han desistido.
Por tanto, en primer lugar se encuentra una revolución en el producto, que fidelice a los que ya están utilizándola y haga atractivo a quien aún no lo hace. ¿Y en el lado de la caja? Ahí, el nuevo CEO deberá lograr una mayor rentabilidad. Los ingresos han crecido de manera exponencial en el último año. Pero con ellos también lo han hecho los gastos, lo que ha teñido de rojo sus balances trimestre tras trimestre.
El futuro... ¿en forma de venta?
Hay quien piensa que estos retos serán muy difíciles de lograr como compañía independiente. Y es por eso que en los últimos meses se han intensificado los rumores sobre una posible venta a un 'gigante' que pueda explotar más y mejor su plataforma. Google es el más indicado, pero también se barajan otros.
¿Es este terremoto el aviso para uno mayor? De momento, Dick Costolo ha pasado de negar cualquier negociación a advertir que el equipo directivo "evaluará con detenimiento cualquier oferta". Puede que también sea una cuestión de tiempo.
En El Blog Salmón | ¿Y si Google comprara Twitter?, La silla del CEO de Twitter no deja de moverse: ¿Es obligada su salida? Imagen | University of Michigan's Ford School