En los últimos meses se ha convertido en un goteo incesante. Los principales directivos de la red social Twitter saltaban a los titulares por un asunto común: la venta de acciones. Uno tras otro iban completando un proceso que, cuando menos, era llamativo. Ahora, parece que ponen fin a un programa extraordinaria que ha despertado suspicacias en el lado inversor.
Dick Costolo, consejero delegado de la compañía muy criticado por su gestión, ha sido uno de los que más ha recurrido a la venta de acciones de su propia compañía. Desde noviembre hasta enero, ingresó 25 millones de dólares por un primer paquete, al que se suma otro de 8,5 millones.
Evan Williams es otro de los cofundadores. Hace unos días se conocía que había dado salida a papel cuyo valor, según el precio de la acción, ascendía a 24 millones de dólares. (468.000 acciones). Y, por último, Jack Dorsey, cofundador y también 'líder' de la startup Square, ha vendido otras 75.000 acciones.
Ahora, según publica Fortune, la compañía ha finalizado este programa de venta 'controlada' por parte del equipo directivo. Y lo hace después de que haya despertado críticas por el mensaje que envía al resto. Y en este caso, el analista norteamericano Jim Cramer lo explica bien:
Hay quien pide una moratoria para la venta de acciones por un tiempo. Para mostrar que ustedes creen en la empresa. No hay razón para que un hombre rico como Jack Dorsey, el presidente, venda necesariamente 75.360 acciones o para que el CEO lo haga con 125.000 acciones.
Cramer va más allá. Y asegura que si él estuviera en el consejo de la compañía, les pediría que den un descanso en esta venta ahora que hay gente que se está sintiendo realmente entusiasmada por el crecimiento de la empresa tras dos años de muchas dudas. "Vuestras ventas les hacen sentir tontos".
Es de sentido común. Que fundadores de compañías quieran hacer líquida parte de su participación en la empresa para abordar otras inversiones, diversificar o, simplemente, financiarse entra dentro de lo habitual. Pero hacerlo de manera tan continuada en un momento delicado para la firma, con dudas serias sobre su capacidad para generar negocio sostenible alrededor de su plataforma, supone un mensaje contraproducente.
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Imagen | Robert Scoble