Un nuevo disparo en el pie de Uber en España

Un nuevo disparo en el pie de Uber en España
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HOY SE HABLA DE

Uber ha tenido la dudosa habilidad en este tiempo de enfrentarse a casi todos los actores con los que se ha relacionado. Pero con un modelo, cuando menos, controvertido hay un colectivo, además de los clientes, que debería tener de su lado siempre. Es el de los conductores. Pero, ¿lo ha conseguido? En Estados Unidos, ha sufrido denuncias que pueden cambiar la llamada 'economía del alquiler'. En España, hoy se ha dado un nuevo tiro en el pie.

Hace ya varios meses, arrancaba una batalla legal en California (EEUU) contra ese colectivo decisivo para el futuro de la empresa. El objetivo: dilucidar si los conductores son trabajadores a todos los efectos o se convierten en colaboradores externos. Por primera vez de manera formal ambas partes se veían las caras ante un tribunal.

En España, la aplicación lleva bloqueada desde principios de año. Un juez de Madrid lo decretó de manera preventiva ante la situación de competencia desleal que, según él, se estaba dando en el mercado. Sin embargo, hasta ahora el colectivo de los conductores no habían movido ficha. Esta semana la compañía les ha puesto a los pies de los caballos.

Primer juicio en España

Fue en el primer juicio que se está celebrando en Barcelona. Más concretamente en el Juzgado de lo Mercantil Nº3. Ha sido la primera ocasión en la que se pone delante del juez y de los taxistas para defender su modelo. Y en esa defensa ha calcado gran parte de la estrategia de la compañía en otros países.

De ser una empresa de transporte alternativo, que prometía crear un millón de empleos para mujeres en cinco años, a autodenominarse "empresa de servicios de la sociedad de la información". Un mero "intermediario" entre conductor y pasajero. Algo que ya apuntó en la denuncia presentada hace dos meses y que se asemeja a lo defendido en otros litigios en el extranjero.

Esa definición es cuestionable y así se puso de manifiesto en estas líneas hace un par de meses. Pero, al margen de este movimiento, que supone mantener la estrategia elegida por la compañía en Estados Unidos, lo que resulta llamativo es cómo se ha desentendido de los conductores, ese colectivo clave para su negocio, al menos por ahora (su aspiración a largo plazo es el desarrollo de coches autónomos).

Según explica El País, durante el juicio el abogado de Uber ha defendido que si hay quien entiende que hay competencia desleal "porque alguien transporta viajeros sin tener licencia, son los conductores los que deberían estar aquí". En otras palabras, la empresa se lava las manos ante unos usuarios de su plataforma a los que cobra un 20% y con los que, según decía su propio CEO en España, tienen un contrato de prestación de servicios.

Unos conductores que han tenido que hacer frente a multas de miles de euros por prestar ese servicio por el que la compañía norteamericana ha cobrado su parte. Unos conductores sin los que esa intermediación que dicen sostener no tiene sentido alguno.

No debe resultar sencillo establecer una estrategia común para una compañía presente en decenas de mercados en los que las normativas (y su interpretación) son distintas. Pero la realidad es que intentar defender su modelo desentendiéndose del colectivo más importante para su negocio es, en el mejor de los casos, una maniobra difícil de entender.

En El Blog Salmón | La batalla legal de Uber que puede cambiar el modelo de la 'economía del alquiler'
Imagen | Jordi Espel

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