La semana pasada tuvimos una gran polémica en Madrid debido a las primeras restricciones de tráfico (primero de velocidad y luego la limitación para aparcar) debido a la alta contaminación. La gran pregunta es cómo se puede arreglar la contaminación en las ciudades si es que puede hacerse.
Lo primero que hay que dejar claro es que la contaminación es un problema muy grave ya que genera muertes prematuras (se estima que 27.000 al año) y es un problema que no se ha enfocado correctamente en el pasado. La UE es bastante clara en este aspecto y pone unos límites de contaminación que las ciudades tienen que logran no rebasar bajo sanción, y es justo lo que hizo la semana pasada el Ayuntamiento de Madrid, ya que la principal causa de contaminación en Madrid es la circulación de vehículos.
¿Por qué tenemos este problema? ¿Cuáles son las soluciones?
El problema tiene bastantes orígenes. El principal es que hemos construido una ciudad, a lo lardo de décadas, muy grande y fuertemente apoyada en el transporte privado. Las empresas han huido del centro de las ciudades hacia las afueras y el transporte público no es tan efectivo. Esto es aplicable a cualquier ciudad de España, no sólo Madrid.
La solución de la contaminación pasa, ni más ni menos, por el menor uso del transporte privado contaminante. Esto puede venir impuesto por restricciones al tráfico (que no tienen por qué ser temporales) que deberían ir acompañadas de una mejora del transporte público no sólo de forma radial, ya que los movimientos transversales suelen ser largos y tediosos.
Otras medidas que podrían ayudar a reducir la contaminación son el aumento de impuestos al carburante, la mayor subvención de vehículos no contaminantes en las ciudades (eléctricos, por ejemplo), reducción del precio del transporte público, un urbanismo que potencie la mayor densidad de población (para que no sea necesario usar tanto transporte privado en los desplazamientos), potenciar el uso de la bicicleta, etc.
Algunas soluciones pueden ser a corto plazo, como las restricciones a la circulación de la semana pasada. Otras pueden ser a mayor plazo, como urbanismo o la subvención de nuevos vehículos. Pero no podemos seguir ignorando 27.000 muertes al año.
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