Un nuevo escándalo financiero acaba de irrumpir en nuestro país, un empleado de una entidad de crédito, cuyo nombre aún no ha trascendido, se ha apropiado de 887.827 Euros de cuentas de clientes de la entidad para la que trabaja, teniendo acceso a cierta información por la posición profesional que ocupaba.
De nuevo, con una noticia como esta, se dejan entrever ciertas debilidades que los sistemas informáticos y de seguridad que las distintas entidades poseen. Una vez más, un empleado, aprovechando una situación de fuerte volatilidad en los mercados, se han manejado recursos de clientes sin su consentimiento para un fin privado y ajeno a las normas de actuación en el mercado.
Situaciones como las que comento aquí, además de las dudas que poseen aquéllos clientes con excedente de recursos a la hora de invertir, claramente, se cuestionan si las Entidades de crédito llevan a la práctica el código deontológico tan necesario para garantizar la seguridad y la estabilidad en un mercado financiero, cada vez puesto más en entredicho a la vista de los acontecimientos.
Este señor, con las iniciales P.A.E., ha sido detenido por la justicia en su domicilio de Sevilla, acusado de delitos de estafa, apropiación indebida y falsedad documental. Tras ser denunciado por un apoderado de la sucursal bancaria en la que trabajaba en noviembre del pasado año.
Este acontecimiento pasa a engrosar una gran lista de acontecimientos que se producen tanto en nuestro país como en el extranjero, y generará una nueva sentencia de los tribunales, pero, ¿se pondrá de una vez sobre la mesa la necesidad de actuar de forma honesta con la información y los recursos de un sistema financiero, cada vez más necesitado de estabilidad y seguridad?
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