Estamos inmersos en un periodo en el que la palabra más oída es “recortes“ en muchas ocasiones adjetivados como “necesarios“, ya hemos hablado y debatido aquí sobre la necesidad de esos recortes, y sobre sus posibles alternativas, pero esos debates no llegan a los oídos que deben, tal vez sea porque no hay peor sordo que el que no quiere oír.
Sin embargo luego vemos que esos que piden recortes, que piden arrimar el hombro, hacer un esfuerzo, se bajan los sueldos por el lado que da a la galería, pero suben las dietas por la trastienda para no perder su “ajustado” nivel adquisitivo. Y lo hacen sin vergüenza, porque lo hacen desde la legalidad (que ellos moldean a su antojo).
- No tienen vergüenza los consejos de administración de las Cajas a la hora de pactar sus salarios, jubilaciones y demás con absoluta independencia del fiasco que hayan provocado y de su responsabilidad en ello.
- No tienen vergüenza los que recortan las pensiones a los trabajadores, les exigen cotizar cuarenta años y se quedan con sus pensiones vitalicias tras siete años en un cargo, compatibles además con otros ingresos.
- No tienen vergüenza los que cierran centros de atención en Cataluña, bajan retribuciones al personal, cierran instalaciones después de haber cometido todo tipo de irregularidades y despilfarros.
- No tienen vergüenza los que en campaña y pre campaña prometen eliminar privilegios, suprimir diputaciones, etc. y en el Congreso votan en contra cuando surgen propuestas en ese sentido.
- No tienen vergüenza los encargados de supervisar entidades financieras que se limitan a decir lo malas que son a toro pasado.
- No tienen vergüenza los que reclaman que los imputados de otros partidos dimitan, sean o no culpables, pero no dimiten cuando son ellos los imputados, sean o no culpables.
- No tienen vergüenza los que colocan a una administrativa de un ayuntamiento con un salario que duplica al del alcalde y a la que no se le conoce actividad alguna.
- No tienen vergüenza los que te llaman pirata, ladrón, por descargar una canción (o mil) y luego evaden sus impuestos a través de paraísos fiscales.
Ante esta falta de vergüenza, ¿esperan que veamos con malos ojos al pequeño autónomo que no nos cobra el IVA en la factura?¿Quieren que fijemos el foco en los pequeños defraudadores cuando el dinero público se dilapida a manos llenas? ¿Cuando pagan casi 800 euros por unos nuevos ordenadores de sobremensa para el Senado que con las especificaciones que piden se pueden encontrar en el mercado por menos de 400 euros?
Mientras sigamos en manos de gente sin vergüenza, no vamos a dar “buena imagen a los mercados”.
En El Blog Salmón | ¿Pueden las empresas bajar los salarios a sus trabajadores?, Fraude fiscal, blanqueo de dinero y evasión de capitales
Imagen | Fran Carreira