El chollo de ser funcionario

El chollo de ser funcionario
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En este país existen muchos funcionarios, y se generaliza mucho en torno a ellos, todos hemos caído en los tópicos, que si no hacen nada, que si son unos vagos, que si cobran mucho para lo poco que hacen…. Por supuesto estas generalizaciones no son aplicables a todos los funcionarios, probablemente ni siquiera a la mayoría, pero en los tiempos que corren se sigue viendo como un chollo el hecho de tener un puesto asegurado, aunque sea a costa de que venga el gobierno y te recorte el salario o alguna paga extra.

Pero el chollo de ser funcionario algunos lo llevan a la práctica en perjuicio de todos, empezando por sus propios compañeros. El funcionario vago (que los hay) con horario de 8 a 15, que por las mañanas no trabaja y por las tardes ni siquiera va, causa una serie de problemas que ahora detallaré y para los que sugiero al menos unas vías de solución.

El funcionario vago que no hace ningún trabajo, traslada la carga de trabajo a sus compañeros, lo que puede dar lugar a dos situaciones:

  • Que los compañeros lo asuman y se harten de ver como el vago cobra lo mismo que ellos, pero sin tener que hacer nada, lo que puede acabar por hacer que cunda el ejemplo y nadie quiera trabajar (“total para qué si voy a cobrar igual” como razona el vago).
  • Que los compañeros no lo asuman, y esa parte del trabajo quede sin hacer por nadie, lo que provocará retrasos en otras cosas que dependan de que ese trabajo estuviese hecho.

Ante el funcionario vago, la solución que suele adoptar el responsable a su cargo (si es que lo hay) es reubicarlo donde los compañeros no vean que no está haciendo nada, asignarle como única tarea fichar al entrar y salir, y esperar que ninguno de sus ex compañeros se entere de la situación y decida imitarlo; o ascenderlo (parece que no se le puede degradar) y colocarlo de “supervisor” del trabajo de otros.

Cuando no es posible el traslado o el ascenso, la manzana podrida acaba por pudrir el cesto entero, y todos bajan el rendimiento (“total, si voy a cobrar lo mismo”) de tal manera que vemos como en muchos casos; los más visibles son los de puestos de administración que tienen un horario más flexible (un policía, un médico o un bombero puede tener urgencias que interrumpan su periodo de descanso reconocido, un administrativo no suele tener urgencias de ese tipo); se acaban por hacer tradición ciertas costumbres, como descansos de 30 minutos para el café que duran hora y media porque han salido a hacer la compra o alguna gestión.

Pero ¿qué se puede hacer contra los funcionarios vagos, para que no “contagien” con su actitud al resto del personal? El puesto lo tienen asegurado, pero hemos visto que los salarios no son intocables.

Es difícil en según que puestos del funcionariado vincular salarios con productividad, pero es fácil distinguir quien está trabajando y quien no hace nada, o hace como que hace. Si se articula (para eso están las leyes) algún tipo de penalización (suspensiones temporales de sueldo pero no de empleo, por ejemplo), degaradación de categoría (si fuese posible), o alguna otra forma, incluso acabar con esa garantía de puesto hasta la jubilación, sería más sencillo evitar que el funcionariado se convierta en el paraíso de los vagos, dejando como único paraíso para vagos e ineptos otro que todos conocemos al que ni hace falta una oposición para acceder; pero de ese tal vez hable otro día.

En El Blog Salmón | Por qué los funcionarios no pueden ser funcionarios
Imagen | Fran Carreira

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