Bruselas está presionando mucho al Gobierno español para que acelere las reformas. Ya se ve que los objetivos de déficit no se van a cumplir este año y por tanto exigen nuevas medidas para rebajar los requisitos exigidos. Y entre estos requisitos está reformar las pensiones, el mercado laboral y el sistema impositivo.
El Gobierno de España, en cambio, se resiste. Cree que ha habido cambios profundos en la legislación laboral y muchas subidas de impuestos y reformar las pensiones es muy impopular. La estrategia consiste en decir que sí a Bruselas, pero haciendo pequeños cambios cosméticos y ver si cuela. ¿Es una buena estrategia?
Mercado laboral, un desastre
El mercado laboral en España es un desastre. Es difícil saber si la reforma del año pasado funcionó o no, ya que la escasez de datos para hacer estudios lo complica todo. Que haya habido destrucción de empleo no quiere decir nada, ya que la economía está en recesión. El tema es si con reforma la destrucción ha sido menor que la que hubiéramos tenido sin reforma.
De todas formas la reforma laboral tiene algunos problemas. Lo más importante, sigue habiendo decenas de contratos, cuando habría que haber apostado por un contrato único. Pero parece que el Gobierno considera que se ha quemado bastante con esta reforma y no quiere seguir tocando el tema, a pesar de que la situación de desempleo en España es insostenible.
Impuestos, necesitamos una reforma
En impuestos tenemos una situación parecida. Este Gobierno ha subido IRPF e IVA, aparte de cambiar grupos dentro del IVA con lo que hay productos y servicios que han pasado del 8% al 21% de un día para otro. Pero el problema de España sigue siendo que los ingresos de la década pasada estaban basados en una alta actividad de la construcción que no volverá (a pesar de que los políticos se sigan empeñando en promocionar esta actividad).
Lo que necesita España, más que nuevas subidas de impuestos, es un nuevo sistema impositivo, rediseñarlo a fondo. Nadie se atreve a hacer reformas profundas. Por ejemplo, cuando se eliminó el Impuesto de Patrimonio realmente se suspendió. Y luego se recuperó con algunos retoques para no afectara a la clase media. Además se suponía que era algo temporal pero el Gobierno actual lo ha prorrogado. Nadie se ha planteado redefinir el impuesto, siempre hay algo más importante que hacer.
A lo mejor deberíamos replantearnos completamente el IRPF, eliminar deducciones, simplificar el papeleo, la normativa. Y al igual que con el IRPF se podría hacer con el impuesto de sociedades. Pero nuestros políticos prefieren siempre hacer pequeños cambios graduales. No tenemos tiempo ya para ello, hay urgencia.
Pensiones, el último reducto de votos
El problema de la reforma de pensiones es que es el último reducto de votos que tiene el Gobierno, pues apenas se han tocado (el copago sanitario es lo único). Pero actualmente, ya no hablo a futuro, el sistema de pensiones no es sostenible.
El sistema exige o más ingresos o menores gastos. Y esto pasa por ampliar la edad de jubilación (tenemos la misma edad legal que cuando se creó en 1919 a pesar de que la esperanza de vida ha aumentado), congelar las pensiones más altas, y quizá aumentar los topes de cotización. O replantear todo el sistema e intentar eliminar las cotizaciones a la Seguridad Social, para crear incentivos a la creación de empleo.
También hay que plantear un debate sobre qué sistema de pensiones queremos, si uno proporcional a los ingresos o uno benéfico, en el que todo el mundo cobra más o menos lo mismo independientemente de lo cotizado. Esto, que puede parecer una barbaridad, es a lo que está tendiendo el sistema sin mucho debate, con la subida de las pensiones mínimas por encima de las máximas y el endurecimiento de los requisitos para cobrar el 100% de la pensión que corresponde por las cotizaciones.
¿Por qué el Gobierno se resiste a las reformas?
El problema es que este Gobierno piensa que las reformas le van a hacer perder muchos votos y ya no quiere seguir más adelante. Las anteriores reformas fueron tímidas respecto a lo que se exigía desde Europa y aún así en las encuestas se han desplomado. Pero es normal, a nadie le gusta que le quiten supuestos derechos aunque a la larga revierta en una mejoría general de la sociedad.
Ahora bien, para mi el Gobierno se equivoca. Sí que debería resistir las presiones de Europa cuando lo que intentan es defender los intereses de otros países miembros (por ejemplo, para recuperar el dinero prestado a España aunque sea a costa de dejar un solar en nuestro país) pero no si es para hacer reformas que nos acerquen a las normativas de países prósperos. La resistencia a las reformas lo único que hacen es hundir más a España y esto se traduce en más pérdida de votos.
Una estrategia totalmente equivocada y que se basa únicamente en la creencia de que con estos niveles de prima de riesgo podemos seguir financiándonos. Pero las consecuencias son demasiado graves: demasiado nivel de deuda pública, pagos cada vez más abultados en concepto de intereses y al final, gasto público alto pero simplemente para financiar gastos pasados. Cada recorte del presupuesto se ve tapado por los intereses de la deuda.
Necesitamos un Gobierno valiente, que se arriesgue a hundirse en las encuestas a costa de salvar al país (como hizo el SPD en Alemania la década pasada) y sin embargo no lo tenemos. Lo cual no evitará de que tras las generales de 2015 el país sea ingobernable.
En El Blog Salmón | El Gobierno, el IVA y la nula credibilidad