Después de la reunión del fin de semana entre los países de la UE para hacer frente a la crisis financiera internacional, los gobiernos de los países que componen la Unión están aprobando durante el día de hoy (y continuarán durante esta semana) los respectivos planes para salvar el mercado financiero.
De momento el montante supera ya el billón de euros, el doble que el plan de EEUU. Cada país toma sus medidas por separado, aunque de alguna forma coordinada (por ejemplo, aprobándolos la misma semana). La mayoría de los países se inclinan por la compra de los bancos que están sufriendo problemas, siguiendo el modelo sueco de los años 90, mientras que EEUU se inclina por la compra de activos de mala calidad. A mi personalmente la forma europea me parece la más correcta, aunque también tiene sus problemas, como comenta IC.
España por su parte ha anunciado en un Consejo de Ministros extraordinario, que, aparte del plan presentado el viernes para comprar activos sanos e inyectar así liquidez en el mercado interbancario, dará avales por valor de 100.000 millones de euros a la banca para las operaciones interbancarias, siempre que cumplan unos criterios de solvencia. Es decir, con estos avales se pretende dar confianza a otros bancos para que el dinero vuelva a fluir, teniendo una alta certeza de que los avales no vayan a tener que ejecutarse. También se deja la posibilidad de que el Gobierno acuda a recapitalizaciones de bancos para inyectarles dinero. El plan, que si sale bien no cuesta dinero, cuenta con la ventaja de que España tiene una deuda pública relativamente baja, del 40% del PIB, aunque es posible que las calificaciones de la deuda bajen ante esta operación.
Sin embargo, sigo con mis dudas. Lo que hace este plan es que en lugar de ser el mercado el que establece quien es solvente y quien no, lo dice el Gobierno. Si el mercado está simplemente "loco" y nadie quiere prestar a nadie por falta de confianza irracional, el plan tiene sentido. Pero si realmente hay muertos debajo de la cama, lo único que va a pasar es que los que van a pagar los problemas son los contribuyentes. Se retrasará el hecho, pero al final lo que tenga que pasar, pasará. Por otro lado si lo que ha provocado esta crisis son las operaciones alocadas de los bancos, invirtiendo en productos sin garantía, y ahora ha vuelto la cordura (quizá de forma un tanto excesiva), esto puede llevarnos de nuevo a esta situación. Los bancos pueden hacer locuras de nuevo, ya que están los avales por si salen mal.
Todos los planes que se están planteando tienen sus contrapartidas. Esperemos que no haya que ponerse en la peor de las situaciones.
Vía | El País Imagen | openDemocracy