Hoy, el Consejo de Ministros ha aprobado un plan de recorte de 32 altos cargos y restructuración de empresas públicas que prevé reducir el déficit público en 16 millones de euros. Para que nos hagamos una idea, supone una reducción del 0,0014% sobre el déficit actual. Esta reducción se encuadra dentro del plan de consolidación fiscal que prevé situar el déficit en el 3% sobre PIB en el 2013.
No hay que darse cuenta que esta reducción es un mero parche de cara a la galería y que sólo es una gota de agua dentro del océano de recortes que tiene que acometer el Ejecutivo por la vía de urgencia. Entrando en materia de la medida adoptada hoy, no se tiene muy claro el organigrama de altos cargos que desaparecen ni las retribuciones que se aumentarán para los directores generales que asumirán más funciones. Obviamente, todo el mundo suele cobrar más si aumentan sus funciones y responsabilidades y la administración no va a ser una excepción. Pero el problema del gasto público no está ahí; se encuentra en otros frentes.
Por citar uno de los puntos sangrantes; cada desempleado le cuesta al gobierno una media de 1.500 euros mensuales, ralizando una estimación muy generosa. ¿Por qué? Porque más de 2,5 millones de desempleados reciben prestaciones, por importe de unos 3.000 millones de euros al mes y porque hay 4.5 millones de personas que no cotizan a la Seguridad Social. El déficit se reduce drásticamente creando empleo, no con un 20,05% de paro.
Otro detalle; 16 millones de euros equivalen a los intereses de 500 millones de euros de deuda pública de un año. Obviamente, un recorte de gasto público tiene que ser bienvenido, pero las medidas que ha aprobado hoy el Consejo de Ministros son para partirse de risa. Necesitamos un plan de recorte serio y el mejor plan sería un estímulo empresarial e impulso a la confianza que generara la contratación de 500.000 personas en un mes ¿Cómo se hace eso? Simple, cogiendo el toro por los cuernos de una vez.
Basta con que el presidente salga por todas las televisiones y nos ponga las pilas, que asuma que estamos al borde del precipio, que va a jugarse la última carta y que va a pegar una bajada de impuestos decente para todas las empresas que creen empleo e inversiones.
Basta con no subir el IVA y reducir el IRPF e impuesto de sociedades en un 10% (equivale a 16.000 millones de euros menos de recaudación) y aumentar la renta disponible de las familias de manera que puedan consumir y gastar. Basta con que llame a los sindicatos, patronal y ministro de Trabajo y los encierre bajo llave y que no salgan hasta que alcancen un acuerdo en materia laboral, so pena de pasarlos por la guillotina si en 72 horas no sale un acuerdo serio y eficiente en materia laboral.
Y por último, basta con reunir a las 17 CCAA y obligarlas por decreto ley a una reducción automática de sus presupuestos en un 20% y cortar las alas a los desmanes autonómicos y locales. Sólo así conseguiremos escapar de la que se nos viene encima, no con decretos absurdos o con leyes de economía sostenible que no sirven para nada. Por lo demás, lo que ha hecho hoy, sólo sirve para cabrear más aún a todo aquel que tenga dos dedos de frente.
Vía | El Pais
En El Blog Salmón | Serias contradicciones en el gobierno para la reducción del déficit público, No es la luz al final del túnel, es un tren que se aproxima
Imagen | Pimkie Fotos