Marco Antonio nos acaba de comentar cómo el FMI quiere endurecer los criterios de supervisión de las agencias de rating. Anuncio anterior a la pérdida de la última triple A en la deuda española. Moody´s ha rebajado la calificación de su deuda pública y del FROB a Aa1, perdiendo la máxima valoración de las agencias con mayor influencia a nivel mundial que le quedaba.
No vamos a discutir cómo estas agencias de rating deben estar mejor supervisadas para evitar los conflictos de intereses que se ponen en liza en determinadas calificaciones, pero en el caso de España, los argumentos son claros para perder esta calificación.
- Debilidad en el crecimiento. El PIB previsto para el próximo ejercicio es del 1,3%. Cifra excesivamente optimista tal y como se aprecia en las previsiones macro para nuestra economía para el próximo ejercicio.
- Dificultades en el mercado inmobiliario. Indudable, dado que el ladrillo acumulado y sus repercusiones negativas en el crédito moroso del sector junto con la contribución al empleo nos van a pasar factura durante los próximos ejercicios.
- Deterioro de la fortaleza financiera. Más aún si convertimos al FROB en el depósito de cadaveres inmobiliario, con maniobras de rescate y adquisiciones de activos similares a la operación de CCM.
- El ajuste fiscal y las previsiones de ingresos. El déficit, el incremento del IVA y la ralentización del consumo son latentes en el tercer trimestre y no son datos esperanzadores, tal y como afirma hoy mismo el Banco de España.
Con esta tesitura, la rebaja de Moody´s estaba cantada desde el 2009 cuando S&P rebajó su calificación y posteriormente Fitch en esta privamera, ajustaron la valoración de nuestra deuda pública. Respecto al coste de la deuda, tal y como hemos podido apreciar en estos dos años, tampoco ha existido una relación directa entre las calificaciones de las agencias y las tendencias del mercado. Basta con comparar el coste de nuestra deuda con la alemana por ejemplo durante toda esta crisis.
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