El parlamento griego ha logrado aprobar el plan de austeridad impuesto por el FMI y la UE, imprescindible para lograr las ayudas de 110.000 millones de euros y evitar la suspensión de pagos. Todo esto a pesar de las grandes presiones internas para que no se apruebe el plan, como demuestran los tres muertos que hubo ayer en la huelga general y que la oposición votara en contra (172 votos a favor frente a 121 votos en contra y 3 abstenciones).
El plan es muy duro: bajada de 30% de sueldos a funcionarios, supresión de las dos pagas extraordinarias, subida de impuestos de alcohol, tabaco y carburantes, IVA al 23%, bajada de pensiones… todo ello para reducir el déficit del 13,6% del PIB hasta el 3% del PIB en 2013.
Aunque las medidas sean duras, hay que recordar que Grecia estaba a punto de suspender pagos. ¿Qué pasaría si no hubiera aprobado el plan? No recibiría las ayudas y por tanto tendría que suspender pagos. Si suspende pagos, los mercados dejan de prestarle dinero (nadie presta a quien no devuelve). Y entonces, ¿cómo financia su déficit? Recordemos que ese déficit fiscal del 13,6% del PIB significa que cada mes el Estado gasta mucho más de lo que ingresa, y si nadie te presta no puedes hacer frente a los pagos. Es decir, tendría que dejar de pagar a pensionistas, funcionarios o elevar bruscamente los impuestos.
Es decir, ambas vías requieren ajustes duros. La diferencia es que la vía de las ayudas le permite tener tres años para ajustar el déficit, mientras que la vía de la suspensión de pagos requiere un ajuste muy brusco. Otro tema es si las condiciones del FMI y la UE son excesivamente duras y si podrían haberles impuesto un plan más suave. Pero con la que está cayendo creo que bastante es que permitan tres años para reajustar las cuentas públicas.
Vía | El País
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Imagen | atlih