Ya hemos hablado en otras ocasiones de la hiperinflación, pero ahora nos encontramos con un caso contemporáneo, concretamente en Zimbabue, donde actualmente tienen una tasa de inflación de entre el 100.000% (últimos datos oficiales) y el 250.000% (datos independientes).
Y esta altísima inflación, junto con algunas medidas intervencionistas de la economías, están lastrando al país y logrando que algunas personas se hagan inmensamente ricas. Algunos lectores dirán, ¿cómo es posible hacerse rico cuando la moneda pierde valor a pasos agigantados?
Muy fácil. Las medidas proteccionistas o interventoras del Estado en la economía son las siguientes: por un lado, hay un cambio oficial dólar de EEUU a dólar de Zimbabue que no es el real; por otro, los terratenientes tienen derecho a una serie de litros de gasolina a un precio mucho más barato del que fija el mercado. Con estos dos actos, se está destruyendo la economía del país.
Por un lado, es muy fácil ganar dinero cambiando dólares de Zimbabue a dólares de EEUU en el mercado oficial y haciendo el cambio inverso en el mercado negro. Quizá esto no tiene mucha lógica porque la moneda se devalúa rápidamente, pero luego te puedes comprar un bien que no se devalúe tanto. Por ejemplo, un coche. Y así, por 37 dólares de EEUU puedes comprar un coche que realmente cuesta 5.000 dólares. Un gran chollo. Por supuesto, este ventajoso tipo de cambio oficial está disponible sólo para unos pocos. Y todo esto es a costa de vaciar las arcas del Estado.
Y la gasolina es otro negocio. Al cambio, la gasolina oficial cuesta sólo un dólar de EEUU. En el mercado negro cuesta mucho más. Los agricultores que tienen derecho a gasolina a este precio para cultivar sus tierras ganan más dinero vendiendo la gasolina que cultivando. Y es lo que hacen, destruyendo muchos empleos y dejando al país sin comida. Por supuesto los terratenientes que disfrutan de esta situación están en el círculo cercano al presidente Mugabe, que hizo una reforma agraria hace tiempo y repartió tierras entre él y sus amigos.
Es un claro ejemplo de cómo la intervención del Estado en un sentido distinto de lo que fijan los mercados es muy negativo para la economía. Si quieren frenar esta situación (no está claro que el Gobierno quiera) deberían eliminar toda la referencia a unos precios oficiales, dejar de imprimir dinero (esta hiperinflación está fomentada por este acto) y en algún momento, cuando la masa monetaria en circulación se haya reducido (posiblemente estas dos últimas cosas ya hayan sucedido esto, ya que los bancos centrales no pueden seguir un ritmo tan rápido de creación de dinero), cambiar la moneda en circulación para romper la espiral de subir los precios que tiene la población en la actualidad. Algo parecido ocurrió en Alemania en los años 20 y al final los precios se estabilizaron con esta medida (aunque dejó por el camino mucha pobreza).
Vía | El País