En el bosque de Katyn, Smolenks, cerca de la frontera con Bielorrusia, fueron ajusticiados en 1940 más de 20 mil civiles polacos en manos de la policía secreta rusa. Los rusos de Stalin culparon a los nazis de este holocausto y sólo en 1990, Mijail Gorbachov reconoció los hechos. Si las relaciones entre Rusia y Polonia era débiles, con la confesión de culpa se agravaron. Por eso el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, accedió a viajar a Smolenks a rendir un homenaje a las víctimas de la masacre. Sin embargo, la densa niebla impidió al piloto ver la espesura del bosque y los árboles cortaron las alas al avión, que se precipitó a tierra y no dejó sobrevivientes.
En el accidente aéreo murieron también el presidente del Banco Nacional de Polonia, el jefe del Estado Mayor, Ministros y otros personeros de gobierno. Toda una catástrofe. De conformidad con la Constitución polaca, el presidente de la cámara baja del Parlamento se convierte en el jefe de Estado interino tras la muerte del presidente, y debe llamar a elecciones presidenciales anticipadas en un plazo de dos semanas, y las elecciones deberían realizarse en un plazo de dos meses.
Esta tragedia podría ser un revés para la economía más sana y de más rápido crecimiento en toda Europa. Polonia es uno de los mejores ejemplos de un país que ha sorteado con éxito la transición de una economía de planificación centralizada a una economía capitalista de mercado. Esto es producto a que una parte significativa del PIB de Polonia proviene de su economía local. No se ha dejado caer en la trampa del endeudamiento, el crédito fácil y las burbujas. Por eso se ha mantenido relativamente estable y ajena a las turbulencias e incertidumbres que envuelven al resto de Europa. El crecimiento económico de Polonia se vio impulsado por un mercado de consumo interno creciente y con el apoyo de políticas económicas que alentaron la inversión extranjera y mantuvieron baja la inflación. Kaczynski fue una figura controvertida en la escena mundial dado su fuerte caracter nacionalista, pero su postura encontró la acogida de muchos polacos, especialmente de los tradicionalistas y de las regiones rurales.
En la era Kaczynski hubo una serie de logros nacionales que impulsaron la economía polaca y permitieron alcanzar una mejor calidad de vida para muchos polacos. El desempleo se redujo en cuatro puntos porcentuales y eso ayudó a la estabilidad social de Polonia que se convirtió en la economía de más rápido crecimiento en Europa. Hace pocos días estuvo ahí Dominque Strauss-Kahn, del FMI, quien elogió las fortalezas de este país.
Curiosamente, hace apenas un par de años, el cineasta polaco Andrzej Wajda presentó Katyn, la historia de la masacre de 20.000 polacos en manos rusas. La película fue un éxito e incluso fue la candidata del año 2009 al Oscar a la Mejor Película Extranjera. No deja de ser una cruel ironía del destino este trágico accidente que se hacía para rendir un homenaje a las víctimas de aquel genocidio, pero a veces la vida nos muestra que estas ironias crueles forman parte de todo lo que somos.
Imagen | World Economic Forum