El petróleo ha dado un respiro a todo el mundo, quizá porque su increíble precio ha logrado que por fin veamos elasticidad en esta materia prima, aunque sea a largo plazo, y esto está repercutiendo positivamente en los datos de inflación. Los datos de inflación armonizada de España se situaban en agosto en el 4,9%, 4 décimas menos que en julio. Y la inflación de la UE bajaba dos décimas hasta el 3,8%.
Hoy la Fundación de Cajas de Ahorro, Funcas, ha rebajado sus previsiones de inflación para este año en España hasta el 3,7%, frente a la anterior previsión del 4,6%. Es decir, en la anterior previsión no preveían bajadas del petróleo y ahora estiman que la senda es descendente.
Esto da un respiro a los bancos centrales de todo el mundo, sobre todo al Europeo, que en plena crisis financiera y con unas previsiones muy fuertes de estancamiento económico se atrevió a subir los tipos de interés un cuarto de punto. Ahora las cosas son distintas. Si la inflación se modera pueda que se atrevan incluso a bajar los tipos para intentar reactivar la economía. Aunque visto lo visto, ni por esas pueden lograr que el sistema interbancario funcione a unos tipos más cercanos a lo que marcan los tipos oficiales.