Con la resaca de la huelga general aún en mente creo que hay un asunto que no debería quedarse en el tintero y al que deberíamos dedicarle un análisis: las elecciones en Andalucía. Ante todo, he de reconocer que el resultado me pilló, como a muchos, totalmente por sorpresa. Y es que pocas veces una victoria electoral ha sido tan amarga y una derrota tan sabrosa. No había más que ver las caras de Griñán y Arenas tras conocerse los resultados para darnos cuenta de que algo extraño pasaba en Andalucía, mi tierra.
Con este artículo no pretendo laurear a unos ni crucificar a otros, tan sólo dar pie a la reflexión. El paro en Andalucía alcanza el 31%, cifra que no se me va de la cabeza y que desde un punto de vista económico es totalmente insostenible. No conozco país desarrollado que con este brutal desempleo consiga mantener su estructura básica como país en pie. Y sin embargo esta cifra no ha sido capaz de derrocar al partido socialista andaluz. Griñán y su aparato clientelar seguirán gestionando el futuro de los andaluces por cuatro años más.
Muchos blogs señalan que estas elecciones son un mensaje para Rajoy. Yo discrepo totalmente con ellos. Para mí, el único mensaje que los andaluces han lanzado es que no hay mensaje. Andalucía se encuentra totalmente girada hacia la izquierda, casi de una forma irracional. Ni ha importado el 31% de paro ni tampoco lo ha hecho el caso del fondo de reptiles: el escándalo de corrupción de los ERE, que muestran una presunta red de corrupción política vinculada a altos cargos de la Junta de Andalucía.
Nada ha importado en Andalucía. La estrategia de Griñán de apurar la legislatura para aprovecharse del desgaste de Rajoy ha resultado ser todo un éxito. Estoy de acuerdo en que la alternativa no era la mejor: Arenas no es un buen político y su feeling con los andaluces es casi nulo. Sin embargo, se podría haber votado en blanco, a IU, a UPyD o incluso al partido antitaurino con tal de quitar de en medio a un gobierno socialista que ha dejado Andalucía arruinada y convertida en una de las regiones más pobres de Europa.
¿Qué tiene que pasar en Andalucía para que haya un cambio? Y cuando digo cambio, quiero decir lo que sea. ¿Más paro? ¿Más corrupción? ¿Acaso la gente no se da cuenta de que si la situación a nivel nacional es catastrófica en Andalucía lo es apocalíptica? Y no, ni cuestiono la democracia ni tampoco cuestiono el buen saber de los andaluces a la hora de votar. Sí cuestiono, le pese a quién le pese, la irracionalidad que nos obliga a los andaluces a seguir viviendo esta pesadilla política.
En El Blog Salmón | Andalucía: 29,68% de paro, no hay palabras…(mapa autonómico), El imparable avance del paro desde el sur al norte en España
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